Licda. Norma Guevara de Ramirios
En la década de los sesenta y setenta la dictadura militar fue un estorbo para que la población salvadoreña tuviera un presidente electo con su voluntad libre. Para derribar la dictadura y establecer un sistema democrático, cientos de miles de salvadoreñas y salvadoreños ofrendaron sus vidas, con lucha que significó resistencia ante la represión y violación a los derechos humanos, contar con una luz que iluminara y fortaleciera la esperanza del pueblo, y además fue preciso impulsar la lucha armada. Así se le puso fin a la dictadura militar y abrió el camino a la democracia; por eso es lamentable que haciendo uso de estos espacios ganados con lucha y sacrificio por el pueblo, funcionarios electos como el Presidente invoquen en la práctica el retorno a la dictadura.
El Artículo 156 de la Constitución de la República dice que «los cargos de Presidente y Vicepresidente de la República y los de Designados solamente son renunciables por causa grave debidamente comprobada, que calificará la Asamblea» de manera que podemos afirmar que formalmente un Presidente ostenta el cargo las 24 horas de cada día que dura su mandato, no se trata de un empleado “cuatrero” ... que abandona sus oficinas a las 3 y media de la tarde, para dejar una función y dedicarse a apoyar un partido.
En el difícil camino de la construcción democrática la necesidad de tener un presidente dedicado a su pueblo es una asignatura pendiente, de manera que podemos afirmar que se busca un presidente, se busca un presidente que trabaje para la gente en vez de hacerlo para un puñado de empresas, para una minoría aventajada económica y políticamente.
Cuando el ciudadano Saca, en vez de dedicarse a gobernar se dedica a la campaña de su partido pidiendo que le den a él más diputados y que “le quiten el estorbo de la Asamblea Legislativa”, está demostrando que no acepta la división de poderes, ni el pluralismo político, sino que aspira y se comporta como un dictador y pretende que se enraice en nuestra sociedad un modelo político inconstitucional pero hecho a su gusto y medida. Si su desesperación es tanta que debe dedicarse permanentemente a denigrar a sus opositores políticos, hasta los que votaron por él deben sentir vergüenza y arrepentimiento, han de sentir que incluso ellos se quedan sin presidente.
Pero es bueno darnos cuenta que se puede con votos evitar el retorno de la dictadura; se puede con votos retornar a un régimen político que se rija bajo las normas constitucionales, se puede con votos, elegir a personas valientes y comprometidas con los intereses de las mayorías, la verdad, la justicia y la democracia; el pueblo puede a través de sus ciudadanos seguir buscando un presidente que responda a sus necesidades.
La batalla electoral que finalizará con las elecciones de diputados y diputadas a la Asamblea Legislativa, del Parlamento Centroamericano y Concejos Municipales, es una elección de medio término que entraña por consiguiente un Juicio de la población sobre el ejercicio de gobierno central encabezado por el ciudadano Saca, y además representa la posibilidad de allanar el camino para el cambio en el 2009. El cuarto Gobierno arenero ha invertido tiempo y recursos para destruir al FMLN sin lograrlo, por eso busca desesperadamente jugarse todo para disminuir su peso y en ese juego está perdiendo.
Más que un Presidente tenemos un peligroso idólatra del autoritarismo, un abusador que se aprovecha de los recursos públicos para impulsar ideas sectarias y contrarias al interés de las mayorías, tenemos a un fanático dabuisoniano que descalifica a quien le niega pleitesía.
Afortunadamente la soberanía reside en el pueblo, tal como lo establece el artículo 83 de nuestra Constitución y en virtud de esa soberanía la población salvadoreña puede impedir que se profundice el camino hacia la dictadura clamada por la derecha neoliberal y hacer del proceso electoral un real ejercicio de soberanía con orientación democrática.
En la década de los sesenta y setenta la dictadura militar fue un estorbo para que la población salvadoreña tuviera un presidente electo con su voluntad libre. Para derribar la dictadura y establecer un sistema democrático, cientos de miles de salvadoreñas y salvadoreños ofrendaron sus vidas, con lucha que significó resistencia ante la represión y violación a los derechos humanos, contar con una luz que iluminara y fortaleciera la esperanza del pueblo, y además fue preciso impulsar la lucha armada. Así se le puso fin a la dictadura militar y abrió el camino a la democracia; por eso es lamentable que haciendo uso de estos espacios ganados con lucha y sacrificio por el pueblo, funcionarios electos como el Presidente invoquen en la práctica el retorno a la dictadura.
El Artículo 156 de la Constitución de la República dice que «los cargos de Presidente y Vicepresidente de la República y los de Designados solamente son renunciables por causa grave debidamente comprobada, que calificará la Asamblea» de manera que podemos afirmar que formalmente un Presidente ostenta el cargo las 24 horas de cada día que dura su mandato, no se trata de un empleado “cuatrero” ... que abandona sus oficinas a las 3 y media de la tarde, para dejar una función y dedicarse a apoyar un partido.
En el difícil camino de la construcción democrática la necesidad de tener un presidente dedicado a su pueblo es una asignatura pendiente, de manera que podemos afirmar que se busca un presidente, se busca un presidente que trabaje para la gente en vez de hacerlo para un puñado de empresas, para una minoría aventajada económica y políticamente.
Cuando el ciudadano Saca, en vez de dedicarse a gobernar se dedica a la campaña de su partido pidiendo que le den a él más diputados y que “le quiten el estorbo de la Asamblea Legislativa”, está demostrando que no acepta la división de poderes, ni el pluralismo político, sino que aspira y se comporta como un dictador y pretende que se enraice en nuestra sociedad un modelo político inconstitucional pero hecho a su gusto y medida. Si su desesperación es tanta que debe dedicarse permanentemente a denigrar a sus opositores políticos, hasta los que votaron por él deben sentir vergüenza y arrepentimiento, han de sentir que incluso ellos se quedan sin presidente.
Pero es bueno darnos cuenta que se puede con votos evitar el retorno de la dictadura; se puede con votos retornar a un régimen político que se rija bajo las normas constitucionales, se puede con votos, elegir a personas valientes y comprometidas con los intereses de las mayorías, la verdad, la justicia y la democracia; el pueblo puede a través de sus ciudadanos seguir buscando un presidente que responda a sus necesidades.
La batalla electoral que finalizará con las elecciones de diputados y diputadas a la Asamblea Legislativa, del Parlamento Centroamericano y Concejos Municipales, es una elección de medio término que entraña por consiguiente un Juicio de la población sobre el ejercicio de gobierno central encabezado por el ciudadano Saca, y además representa la posibilidad de allanar el camino para el cambio en el 2009. El cuarto Gobierno arenero ha invertido tiempo y recursos para destruir al FMLN sin lograrlo, por eso busca desesperadamente jugarse todo para disminuir su peso y en ese juego está perdiendo.
Más que un Presidente tenemos un peligroso idólatra del autoritarismo, un abusador que se aprovecha de los recursos públicos para impulsar ideas sectarias y contrarias al interés de las mayorías, tenemos a un fanático dabuisoniano que descalifica a quien le niega pleitesía.
Afortunadamente la soberanía reside en el pueblo, tal como lo establece el artículo 83 de nuestra Constitución y en virtud de esa soberanía la población salvadoreña puede impedir que se profundice el camino hacia la dictadura clamada por la derecha neoliberal y hacer del proceso electoral un real ejercicio de soberanía con orientación democrática.
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