(PL) El secretario general del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Daniel Ortega, aseguró que las condiciones están "maduras" en Nicaragua para un retorno al poder de su partido en las elecciones generales de noviembre próximo.
En la segunda parte de una entrevista concedida a El Nuevo Diario, el líder sandinista basa su afirmación en el fracaso de las políticas neoliberales en América Latina en general, y de este país centroamericano en particular.
"El pueblo no es tonto y sabe calificar, y no veo al pueblo votando por una alternativa de derecha, llámese como se llame, que sólo mentiras, corrupción, pobreza extrema, miseria y exilio económico le ha provocado al pueblo nicaragüense", sentenció.
Ortega considera que la confianza de los nicaragüenses en el sandinismo se ha ido reestableciendo de forma paulatina en los últimos 16 años, a partir del incumplimiento de las promesas hechas por las fuerzas tradicionales "que se dicen demócratas".
El candidato del FSLN a la presidencia en las elecciones del 5 de noviembre próximo descartó igualmente que las presiones del gobierno estadounidense vayan a impedir su retorno al poder a partir de enero de 2007.
Estados Unidos ha perdido el control que tenía sobre América Latina. Por lo tanto, la incidencia norteamericana viene siendo cada vez más marginal a pesar del peso que tienen en el mundo, argumentó el ex presidente (1985-1990).
El líder sandinista negó igualmente que vaya a romper relaciones con Washington tras su eventual llegada al poder, y recordó que fue la Casa Blanca la que rompió las hostilidades en la década de 1980, cuando el FSLN estuvo en el gobierno.
Nunca hemos planteado ruptura con Estados Unidos, cuando estuvimos en el gobierno siempre luchamos por mantener las relaciones comerciales y económicas, y fueron ellos los que tomaron la decisión de cortar esos vínculos, recordó.
Ortega recalcó que como parte de la estrategia de su partido para refundar el Estado, en un eventual gobierno sandinista a partir de enero próximo se establecerían las asambleas de poder ciudadano, con representantes de todos los sectores sociales de la nación.
El Estado tiene que poner en primer lugar los intereses de la nación, y cómo hacer políticas para que la mayor parte de la población pueda incorporarse como sujeto activo en el ejercicio del poder, explicó.
Adelantó que el principio de la economía mixta plasmado en la Constitución sandinista de 1987 se mantendría, aunque el gobierno siempre velaría para que los servicios básicos no queden en manos del libre mercado.
En la segunda parte de una entrevista concedida a El Nuevo Diario, el líder sandinista basa su afirmación en el fracaso de las políticas neoliberales en América Latina en general, y de este país centroamericano en particular.
"El pueblo no es tonto y sabe calificar, y no veo al pueblo votando por una alternativa de derecha, llámese como se llame, que sólo mentiras, corrupción, pobreza extrema, miseria y exilio económico le ha provocado al pueblo nicaragüense", sentenció.
Ortega considera que la confianza de los nicaragüenses en el sandinismo se ha ido reestableciendo de forma paulatina en los últimos 16 años, a partir del incumplimiento de las promesas hechas por las fuerzas tradicionales "que se dicen demócratas".
El candidato del FSLN a la presidencia en las elecciones del 5 de noviembre próximo descartó igualmente que las presiones del gobierno estadounidense vayan a impedir su retorno al poder a partir de enero de 2007.
Estados Unidos ha perdido el control que tenía sobre América Latina. Por lo tanto, la incidencia norteamericana viene siendo cada vez más marginal a pesar del peso que tienen en el mundo, argumentó el ex presidente (1985-1990).
El líder sandinista negó igualmente que vaya a romper relaciones con Washington tras su eventual llegada al poder, y recordó que fue la Casa Blanca la que rompió las hostilidades en la década de 1980, cuando el FSLN estuvo en el gobierno.
Nunca hemos planteado ruptura con Estados Unidos, cuando estuvimos en el gobierno siempre luchamos por mantener las relaciones comerciales y económicas, y fueron ellos los que tomaron la decisión de cortar esos vínculos, recordó.
Ortega recalcó que como parte de la estrategia de su partido para refundar el Estado, en un eventual gobierno sandinista a partir de enero próximo se establecerían las asambleas de poder ciudadano, con representantes de todos los sectores sociales de la nación.
El Estado tiene que poner en primer lugar los intereses de la nación, y cómo hacer políticas para que la mayor parte de la población pueda incorporarse como sujeto activo en el ejercicio del poder, explicó.
Adelantó que el principio de la economía mixta plasmado en la Constitución sandinista de 1987 se mantendría, aunque el gobierno siempre velaría para que los servicios básicos no queden en manos del libre mercado.
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