Juan José Dalton / apro
Proceso
Desde mediados de 2000, en El Salvador se instaló una base militar estadunidense, conocida como Centro de Monitoreo contra el Narcotráfico (FOL).
Dicha unidad está ubicada en la principal base de la Fuerza Aérea Salvadoreña, en el aeropuerto internacional de Comalapa, a unos 45 kilómetros de San Salvador. Aterrizan aviones militares de Estados Unidos, bajan y suben soldados uniformados y armados, con toda libertad.
La justificación de esa instalación fue la enorme cantidad de droga que transita por El Salvador y, en general, por Centroamérica. Sin embargo, a casi cinco años de operaciones, las capturas de narcotraficantes y el decomiso de estupefacientes son mínimos.
Cabezas de playa
Opositores al actual gobierno salvadoreño y analistas independientes estiman que el combate al narcotráfico en Centroamérica fue sólo una justificación para que Washington instalara la FOL en El Salvador, pero que detrás de ello “algo no huele bien”.
El izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) afirma más categóricamente que dicha base y otras instalaciones estadunidenses, en El Salvador y Centroamérica, “se han convertido en cabezas de playa” para el control y posibles intervenciones sobre Latinoamérica y el Caribe, “mucho más cuando en América Latina cada vez más están surgiendo gobiernos de izquierda”.
Manuel Melgar, diputado del FMLN y primer vicepresidente del Legislativo, así como uno de los expertos de su partido en temas de seguridad, afirmó a Apro que, “en momentos de la Guerra Fría, Estados Unidos impulsaba una estrategia o doctrina de Seguridad Nacional. Impusieron dictaduras y guerras contrainsurgentes, entrenaron a los ejércitos.
“Pero ahora –agregó-- Washington está en su estrategia de guerra preventiva, en la que los militares ya no le sirven mucho, sino las policías locales para controlar a los movimientos no afines a sus intereses. La lucha contra el narcotráfico es un pretexto para bases como la FOL o el Instituto Internacional de Capacitaciones de policías, fiscales y jueces, conocido como ILEA, que en El Salvador funciona para las naciones latinoamericanas”.
Melgar recuerda que funcionarios estadunidenses convencieron a todos los diputados de la autorización de la FOL (a la que el FMLN no le dio sus votos), bajo el pretexto de que por El Salvador transitaban anualmente un aproximado de entre 500 y 700 toneladas métricas de drogas (principalmente cocaína, heroína y mariguana).
“Pero al cabo de varios años de estar funcionado la FOL, se habla de apenas unos kilogramos decomisados, y casi ninguna captura”, aseguró el diputado.
Una funcionaria de la embajada de Estados Unidos en El Salvador afirmó que la FOL tiene como única misión detectar el tránsito, por vía área y marítima, de naves sospechosas de conducir cargamentos con drogas. Señaló que esa información se transmite a las autoridades locales para que procedan a aplicar justicia. “Los aviones para detectar esas naves van y vienen a Comalapa”, agregó Rebecca Thomson, para decir que las naves no se quedan de forma permanente en territorio salvadoreño.
“Respecto de la ILEA, se dan cursos de capacitación en diferentes técnicas y experiencias a policías, fiscales y jueces, en la lucha contra el narcotráfico, incluido el lavado de dinero. También para la lucha contra otros delitos del crimen organizado”, agregó la funcionaria.
Los gastos de estas acciones corren por cuenta de Washington, así como de las naciones que participen en las capacitaciones.
Ante el cuestionamiento que tienen los opositores políticos al FOL y a la ILEA, Thomson respondió que la lucha contra el narcotráfico le conviene a todo el mundo, así como la capacitación para la lucha contra la delincuencia de las instituciones locales. “Hemos invitado a los diputados y otras organizaciones civiles para que vean con transparencia las capacitaciones en la ILEA”, añadió. Existen ILEA en África, Asia y Europa del Este.
Inmunidad
No obstante, la eficiencia de la lucha contra el narcotráfico deja muchas dudas. Según un informe de 2005 del gobierno estadunidense, en el 2004 la policía capturó 2 mil 703 kilogramos de cocaína y 3.8 kilogramos de heroína. De ello el FOL contribuyó al decomiso de 2.2 toneladas métricas de narcóticos. Pero datos oficiales indican que anualmente la cantidad de droga que llega a El Salvador es de entre 500 y 700 toneladas métricas. El informe habla de doce narcotraficantes de alto nivel capturados, y un poco más de medio millón de dólares en activos decomisados y relacionados con el narcotráfico.
Melgar toca otro punto sustancial en sus críticas: la inconstitucionalidad de la FOL y de la ILEA. “La Constitución salvadoreña dice que cuando se trata de la territorialidad, las decisiones deben tomarse con los votos de las tres cuartas partes de los diputados. Pero para instalar la FOL, se aprobó con 43 de los 84 diputados. Como consecuencia de ello, hoy los soldados estadunidenses tienen inmunidad. Además, el acuerdo no pone límites a las tropas ni a sus armas. Pueden transitar por todo el territorio nacional”, apuntó.
Por su parte, Carlos Avilés, experto y consultor salvadoreño en temas de narcotráfico, aseguró que “cualquier buena intención de combatir esta actividad, incluso con bases, bienvenida sea... Pero si nos remontamos al pasado, con la Alianza para el Progreso o la justificación de la lucha contra el comunismo, sospechamos mucho que ahora el tema es el narcotráfico, pero el encubierto es la violación de las soberanías de nuestras naciones”.
“Por Centroamérica pasan, según cifras oficiales, unas mil 500 toneladas de droga. Pero, ¿cuánto se detiene y a cuántos se captura? Nada... Hay también una gran corrupción que no permite un combate real y efectivo en todo el mundo”, dijo Avilés, quien aseguró que El Salvador ya es mencionado como un país donde se “lavan” millonarias sumas de dinero con toda impunidad. “¿Entonces, para qué realmente sirven estas instituciones y bases?”, se preguntó el experto.
Proceso
Desde mediados de 2000, en El Salvador se instaló una base militar estadunidense, conocida como Centro de Monitoreo contra el Narcotráfico (FOL).
Dicha unidad está ubicada en la principal base de la Fuerza Aérea Salvadoreña, en el aeropuerto internacional de Comalapa, a unos 45 kilómetros de San Salvador. Aterrizan aviones militares de Estados Unidos, bajan y suben soldados uniformados y armados, con toda libertad.
La justificación de esa instalación fue la enorme cantidad de droga que transita por El Salvador y, en general, por Centroamérica. Sin embargo, a casi cinco años de operaciones, las capturas de narcotraficantes y el decomiso de estupefacientes son mínimos.
Cabezas de playa
Opositores al actual gobierno salvadoreño y analistas independientes estiman que el combate al narcotráfico en Centroamérica fue sólo una justificación para que Washington instalara la FOL en El Salvador, pero que detrás de ello “algo no huele bien”.
El izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) afirma más categóricamente que dicha base y otras instalaciones estadunidenses, en El Salvador y Centroamérica, “se han convertido en cabezas de playa” para el control y posibles intervenciones sobre Latinoamérica y el Caribe, “mucho más cuando en América Latina cada vez más están surgiendo gobiernos de izquierda”.
Manuel Melgar, diputado del FMLN y primer vicepresidente del Legislativo, así como uno de los expertos de su partido en temas de seguridad, afirmó a Apro que, “en momentos de la Guerra Fría, Estados Unidos impulsaba una estrategia o doctrina de Seguridad Nacional. Impusieron dictaduras y guerras contrainsurgentes, entrenaron a los ejércitos.
“Pero ahora –agregó-- Washington está en su estrategia de guerra preventiva, en la que los militares ya no le sirven mucho, sino las policías locales para controlar a los movimientos no afines a sus intereses. La lucha contra el narcotráfico es un pretexto para bases como la FOL o el Instituto Internacional de Capacitaciones de policías, fiscales y jueces, conocido como ILEA, que en El Salvador funciona para las naciones latinoamericanas”.
Melgar recuerda que funcionarios estadunidenses convencieron a todos los diputados de la autorización de la FOL (a la que el FMLN no le dio sus votos), bajo el pretexto de que por El Salvador transitaban anualmente un aproximado de entre 500 y 700 toneladas métricas de drogas (principalmente cocaína, heroína y mariguana).
“Pero al cabo de varios años de estar funcionado la FOL, se habla de apenas unos kilogramos decomisados, y casi ninguna captura”, aseguró el diputado.
Una funcionaria de la embajada de Estados Unidos en El Salvador afirmó que la FOL tiene como única misión detectar el tránsito, por vía área y marítima, de naves sospechosas de conducir cargamentos con drogas. Señaló que esa información se transmite a las autoridades locales para que procedan a aplicar justicia. “Los aviones para detectar esas naves van y vienen a Comalapa”, agregó Rebecca Thomson, para decir que las naves no se quedan de forma permanente en territorio salvadoreño.
“Respecto de la ILEA, se dan cursos de capacitación en diferentes técnicas y experiencias a policías, fiscales y jueces, en la lucha contra el narcotráfico, incluido el lavado de dinero. También para la lucha contra otros delitos del crimen organizado”, agregó la funcionaria.
Los gastos de estas acciones corren por cuenta de Washington, así como de las naciones que participen en las capacitaciones.
Ante el cuestionamiento que tienen los opositores políticos al FOL y a la ILEA, Thomson respondió que la lucha contra el narcotráfico le conviene a todo el mundo, así como la capacitación para la lucha contra la delincuencia de las instituciones locales. “Hemos invitado a los diputados y otras organizaciones civiles para que vean con transparencia las capacitaciones en la ILEA”, añadió. Existen ILEA en África, Asia y Europa del Este.
Inmunidad
No obstante, la eficiencia de la lucha contra el narcotráfico deja muchas dudas. Según un informe de 2005 del gobierno estadunidense, en el 2004 la policía capturó 2 mil 703 kilogramos de cocaína y 3.8 kilogramos de heroína. De ello el FOL contribuyó al decomiso de 2.2 toneladas métricas de narcóticos. Pero datos oficiales indican que anualmente la cantidad de droga que llega a El Salvador es de entre 500 y 700 toneladas métricas. El informe habla de doce narcotraficantes de alto nivel capturados, y un poco más de medio millón de dólares en activos decomisados y relacionados con el narcotráfico.
Melgar toca otro punto sustancial en sus críticas: la inconstitucionalidad de la FOL y de la ILEA. “La Constitución salvadoreña dice que cuando se trata de la territorialidad, las decisiones deben tomarse con los votos de las tres cuartas partes de los diputados. Pero para instalar la FOL, se aprobó con 43 de los 84 diputados. Como consecuencia de ello, hoy los soldados estadunidenses tienen inmunidad. Además, el acuerdo no pone límites a las tropas ni a sus armas. Pueden transitar por todo el territorio nacional”, apuntó.
Por su parte, Carlos Avilés, experto y consultor salvadoreño en temas de narcotráfico, aseguró que “cualquier buena intención de combatir esta actividad, incluso con bases, bienvenida sea... Pero si nos remontamos al pasado, con la Alianza para el Progreso o la justificación de la lucha contra el comunismo, sospechamos mucho que ahora el tema es el narcotráfico, pero el encubierto es la violación de las soberanías de nuestras naciones”.
“Por Centroamérica pasan, según cifras oficiales, unas mil 500 toneladas de droga. Pero, ¿cuánto se detiene y a cuántos se captura? Nada... Hay también una gran corrupción que no permite un combate real y efectivo en todo el mundo”, dijo Avilés, quien aseguró que El Salvador ya es mencionado como un país donde se “lavan” millonarias sumas de dinero con toda impunidad. “¿Entonces, para qué realmente sirven estas instituciones y bases?”, se preguntó el experto.
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