Licda. Norma Guevara de Ramirios
Es imprescindible que existamos personas soñadoras y trabajadoras que busquemos que nuestro país tenga motivos para sentirse orgulloso porque la democracia y la modernidad le sean propias, sin mirar hacia arriba a otras sociedades; y en ese sueño, y en esa búsqueda, la identidad de las personas: de niñas y niños, de jóvenes y adultos, de vivos y difuntos esté auténtica e íntegramente resguardada y accesible.
Un paso en ese rumbo debió ser la auditoría al Registro Electoral y sus fuentes, realizada por la Organización de Estados Americanos, pero después de la ceremonia de entrega del Informe Final el pasado 20 de diciembre, nada se mueve, parece que nada pasa.
El contenido fundamental del Informe debe ser conocido por la población, independientemente del juicio que se haga de su calidad, en vez de utilizarlo publicitariamente como visto bueno internacional al Registro Electoral, como lo ha hecho el Tribunal Supremo Electoral TSE mediante una costosa campaña.
Los anuncios publicitarios del Tribunal resaltaron la frase diplomática dicha por el funcionario de la OEA en el acto protocolar, el Señor Pablo Gutiérrez dijo “ … es confiable y necesita mejorar” pero para la campaña publicitaria, esa frase fue cortada antes de la “y necesita mejorar”; ese es un recurso de simulación y manipulación que indica que el TSE no piensa tomar en serio las recomendaciones.
De por sí, la auditoría fue retardada y por ello limitada en el tiempo, y esa limitación impidió comparar papeles y datos digitalizados con personas a las cuales se supone que corresponden; es decir que una fase de trabajo de campo ni siquiera fue planificada por el escaso tiempo de que disponían los auditores.
Una lectura ligera al resumen ejecutivo de 145 páginas del informe de auditoría de la OEA permite llegar a la conclusión de que hay señalamientos importantes que no se corresponden con las conclusiones, pero el hecho es que están aunque sea de manera dispersa y en un formato difuso, y sin duda servirán para cuando exista voluntad de dar a estos elementos un abordaje serio.
Las personas que seguimos con interés y esperanza esa auditoría deseamos que esos detalles relevantes sean debidamente valorados y atendidos, se derive o no recomendaciones en el citado informe.
La auditoría se proponía objetivos limitados pero importantes entre ellos: Analizar los datos que forman el Registro Electoral para validar su certeza…; estudiar el proceso de actualización del Registro Electoral…; Establecer mecanismos para la auditoría permanente es de esperar que la OEA señale de manera específica los resultados; pero algunas conclusiones y recomendaciones se distancian de algunos hallazgos señalados o se relativiza su importancia aduciendo que no afectan los datos requeridos para formular los padrones electorales.
Como se afirma antes, que no siempre de los hallazgos se desprenden conclusiones y recomendaciones, es necesario compartir con las y los lectores, que pese a ello, las recomendaciones son abundantes: 9 recomendaciones para las alcaldías; 1 para la Dirección de Extranjería; 13 para los Tribunales y Juzgados; 20 para el Registro Nacional de Personas Naturales; 8 para DOCUSAL; y, 11 para la Dirección del Registro Electoral del Tribunal Supremo Electoral.
En suma, merecemos conocer, hallazgos, conclusiones y recomendaciones, algo más que un spot televisivo, merecemos información! En diferentes momentos se hace alusión a la falta de información como necesidad para limitar errores.
El TSE es el receptor de la auditoría, y a un año de las elecciones, el tiempo es corto para corregir los señalamientos de una auditoría limitada, y aún en aquéllos casos donde en que se señalan problemas sin derivar de ellos el llamado a corregir, las y los salvadoreños que tenemos deseo de que la identidad y los registros de personas y electoral cumplan perfectamente los requerimientos de calidad, debemos exigir que se atiendan.
Un ejemplo sencillo de la opinión anterior es el hecho de que en la muestra auditada, un 5.8% de los datos sobre defunciones muestren inconsistencia, pero relativiza el hallazgo cuando afirman a continuación que esto no afecta la conformación del Padrón Electoral.
Los requerimientos de partidos y ciudadanos están sin respuesta aún, y los mecanismos para la auditoría permanente no aparecen; sin embargo el mismo informe deja entrever que el proceso de auditoría está pendiente y finaliza cuando el ente auditado responda o desvanezca los hallazgos. ¿Cuándo ocurrirá?
Es imprescindible que existamos personas soñadoras y trabajadoras que busquemos que nuestro país tenga motivos para sentirse orgulloso porque la democracia y la modernidad le sean propias, sin mirar hacia arriba a otras sociedades; y en ese sueño, y en esa búsqueda, la identidad de las personas: de niñas y niños, de jóvenes y adultos, de vivos y difuntos esté auténtica e íntegramente resguardada y accesible.
Un paso en ese rumbo debió ser la auditoría al Registro Electoral y sus fuentes, realizada por la Organización de Estados Americanos, pero después de la ceremonia de entrega del Informe Final el pasado 20 de diciembre, nada se mueve, parece que nada pasa.
El contenido fundamental del Informe debe ser conocido por la población, independientemente del juicio que se haga de su calidad, en vez de utilizarlo publicitariamente como visto bueno internacional al Registro Electoral, como lo ha hecho el Tribunal Supremo Electoral TSE mediante una costosa campaña.
Los anuncios publicitarios del Tribunal resaltaron la frase diplomática dicha por el funcionario de la OEA en el acto protocolar, el Señor Pablo Gutiérrez dijo “ … es confiable y necesita mejorar” pero para la campaña publicitaria, esa frase fue cortada antes de la “y necesita mejorar”; ese es un recurso de simulación y manipulación que indica que el TSE no piensa tomar en serio las recomendaciones.
De por sí, la auditoría fue retardada y por ello limitada en el tiempo, y esa limitación impidió comparar papeles y datos digitalizados con personas a las cuales se supone que corresponden; es decir que una fase de trabajo de campo ni siquiera fue planificada por el escaso tiempo de que disponían los auditores.
Una lectura ligera al resumen ejecutivo de 145 páginas del informe de auditoría de la OEA permite llegar a la conclusión de que hay señalamientos importantes que no se corresponden con las conclusiones, pero el hecho es que están aunque sea de manera dispersa y en un formato difuso, y sin duda servirán para cuando exista voluntad de dar a estos elementos un abordaje serio.
Las personas que seguimos con interés y esperanza esa auditoría deseamos que esos detalles relevantes sean debidamente valorados y atendidos, se derive o no recomendaciones en el citado informe.
La auditoría se proponía objetivos limitados pero importantes entre ellos: Analizar los datos que forman el Registro Electoral para validar su certeza…; estudiar el proceso de actualización del Registro Electoral…; Establecer mecanismos para la auditoría permanente es de esperar que la OEA señale de manera específica los resultados; pero algunas conclusiones y recomendaciones se distancian de algunos hallazgos señalados o se relativiza su importancia aduciendo que no afectan los datos requeridos para formular los padrones electorales.
Como se afirma antes, que no siempre de los hallazgos se desprenden conclusiones y recomendaciones, es necesario compartir con las y los lectores, que pese a ello, las recomendaciones son abundantes: 9 recomendaciones para las alcaldías; 1 para la Dirección de Extranjería; 13 para los Tribunales y Juzgados; 20 para el Registro Nacional de Personas Naturales; 8 para DOCUSAL; y, 11 para la Dirección del Registro Electoral del Tribunal Supremo Electoral.
En suma, merecemos conocer, hallazgos, conclusiones y recomendaciones, algo más que un spot televisivo, merecemos información! En diferentes momentos se hace alusión a la falta de información como necesidad para limitar errores.
El TSE es el receptor de la auditoría, y a un año de las elecciones, el tiempo es corto para corregir los señalamientos de una auditoría limitada, y aún en aquéllos casos donde en que se señalan problemas sin derivar de ellos el llamado a corregir, las y los salvadoreños que tenemos deseo de que la identidad y los registros de personas y electoral cumplan perfectamente los requerimientos de calidad, debemos exigir que se atiendan.
Un ejemplo sencillo de la opinión anterior es el hecho de que en la muestra auditada, un 5.8% de los datos sobre defunciones muestren inconsistencia, pero relativiza el hallazgo cuando afirman a continuación que esto no afecta la conformación del Padrón Electoral.
Los requerimientos de partidos y ciudadanos están sin respuesta aún, y los mecanismos para la auditoría permanente no aparecen; sin embargo el mismo informe deja entrever que el proceso de auditoría está pendiente y finaliza cuando el ente auditado responda o desvanezca los hallazgos. ¿Cuándo ocurrirá?
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