Por Roberto Gili Colom, enviado especial
Montevideo, 7 nov (PL) La Cumbre Iberoamericana concluida hace sólo horas en esta capital, dejó las huellas de un nuevo ejercicio tomográfico sobre la región más desigual del mundo, de la cual emigraron casi 30 millones de personas en los últimos años.
Migraciones y Desarrollo, tema central de la cita de jefes de estado o gobierno en Montevideo, dio paso a un debate en el que resultó difícil agarrar por los costados un fenómeno devenido endémico en el subcontinente donde malviven 220 millones de pobres.
Sin otra alternativa, los dignatarios reconocieron en los documentos aprobados que las desigualdades, la miseria, el desempleo, el analfabetismo y la insalubridad constituyen causas no sólo de las migraciones.
Más de 25 millones de latinoamericanos abandonaron sus países en la última década, de los cuales 11 millones son mexicanos, tres millones, bolivianos; dos millones, brasileños; 1,5 millones, ecuatorianos; 760 mil colombianos y medio millón, uruguayos.
"Para transformar ese cuadro -precisó-, la única solución realmente efectiva consiste en promover el desarrollo de forma equilibrada", dijo al respecto el canciller de Brasil, Celso Amorim.
En términos similares se pronunciaron la presidenta chilena, Michelle Bachelet, y el de El Salvador, Antonio Saca, entre otros.
"Todos esperábamos que la globalización nos acercaría; sin embargo, en algunos aspectos nos ha alejado aún más", afirmó el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, al hablar en la apertura del encuentro.
"Los flujos financieros netos -advirtió- siguen moviéndose de países pobres a países ricos, como agua contra corriente".
La situación de desigualdad y exclusión en América Latina es inaceptable, opinó Bachelet, una entre los gobernantes que empeñó su palabra en favor de la transformación de esa realidad.
Estados Unidos, el llamado ausente-presente de la cumbre, fue señalado en más de un discurso y en varios de los textos avalados y suscritos por los 22 estadistas asistentes.
El gobierno de George W. Bush recibió críticas directas o indirectas en el denominado Compromiso de Montevideo sobre Migraciones y Desarrollo, en la Declaración Final y en los comunicados especiales.
Entre estos últimos se incluyeron los referidos al bloqueo económico, financiero y comercial que aplica Estados Unidos contra Cuba, y la decisión de las autoridades de Washington de construir un muro en la frontera con México.
El muro no es una solución, es una acción torpe y poco inteligente que desconoce realidades, sentenció el saliente presidente mexicano, Vicente Fox, en ésta, su última cumbre, celebrada en salones del hotel Radisson de Montevideo.
Por su lado, el vicepresidente cubano, Carlos Lage, denunció que a Cuba se le agrede hoy de todas las formas posibles.
"Con terrorismo, bloqueo, emisoras pirata de radio y televisión, dinero a organizaciones de mercenarios y campañas de difamación", explicó.
Sobre el denominado Plan Bush para una supuesta etapa de transición en Cuba, informó que tiene un agregado secreto y "no es difícil imaginar -indicó- que ese anexo consiste en lo único que queda por hacer: la guerra".
"Ya es tarde para acabar con la Revolución cubana, hace mucho tiempo lo es", expresó Lage, y seguidamente subrayó.
"En Cuba el regreso al pasado es impensable, indeseable e imposible. Lo advertimos bien, no habrá transición, habrá más revolución y para todos los tiempos".
Al hablar en un acto de solidaridad con su país, el vicepresidente cubano calificó al gobierno norteamericano de "grupo de matones, corruptos y mentirosos".
"Evo (Morales) y Lage a sus anchas en Montevideo", tituló el diario El País, mientras El Observador incluyó un cintillo que decía: Ovación para Cuba.
La cumbre sirvió de marco a una docena de encuentros bilaterales entre estadistas o entre estos y líderes de organismos internacionales que asistieron al evento.
La más esperada de esas reuniones, entre los gobernantes de Argentina y Uruguay, dejó claro -por no haberse celebrado- el peligroso trasfondo de un diferendo, cuyas consecuencias políticas pueden ser perfectamente predecibles.
Detrás del conflicto que viven hoy Montevideo y Buenos Aires, puede estar una mano ajena a los intereses de integración y unidad de Latinoamérica y el Caribe.
¿Quién o quiénes sacarían provecho del ambiente político cada vez más tenso entre ambas naciones vecinas? ¿Qué relación pueden tener las divergencias por las industrias papeleras que proyecta construir Ugruguay, con el tratado de libre comercio que el gobierno de esa misma nación se negó a firmar, en principio, con Estados Unidos? Esas y otras interrogantes circundan hoy estos entornos como trasfondos que emergieron durante la XVI Cumbre Iberoamericana.
Montevideo, 7 nov (PL) La Cumbre Iberoamericana concluida hace sólo horas en esta capital, dejó las huellas de un nuevo ejercicio tomográfico sobre la región más desigual del mundo, de la cual emigraron casi 30 millones de personas en los últimos años.
Migraciones y Desarrollo, tema central de la cita de jefes de estado o gobierno en Montevideo, dio paso a un debate en el que resultó difícil agarrar por los costados un fenómeno devenido endémico en el subcontinente donde malviven 220 millones de pobres.
Sin otra alternativa, los dignatarios reconocieron en los documentos aprobados que las desigualdades, la miseria, el desempleo, el analfabetismo y la insalubridad constituyen causas no sólo de las migraciones.
Más de 25 millones de latinoamericanos abandonaron sus países en la última década, de los cuales 11 millones son mexicanos, tres millones, bolivianos; dos millones, brasileños; 1,5 millones, ecuatorianos; 760 mil colombianos y medio millón, uruguayos.
"Para transformar ese cuadro -precisó-, la única solución realmente efectiva consiste en promover el desarrollo de forma equilibrada", dijo al respecto el canciller de Brasil, Celso Amorim.
En términos similares se pronunciaron la presidenta chilena, Michelle Bachelet, y el de El Salvador, Antonio Saca, entre otros.
"Todos esperábamos que la globalización nos acercaría; sin embargo, en algunos aspectos nos ha alejado aún más", afirmó el secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, al hablar en la apertura del encuentro.
"Los flujos financieros netos -advirtió- siguen moviéndose de países pobres a países ricos, como agua contra corriente".
La situación de desigualdad y exclusión en América Latina es inaceptable, opinó Bachelet, una entre los gobernantes que empeñó su palabra en favor de la transformación de esa realidad.
Estados Unidos, el llamado ausente-presente de la cumbre, fue señalado en más de un discurso y en varios de los textos avalados y suscritos por los 22 estadistas asistentes.
El gobierno de George W. Bush recibió críticas directas o indirectas en el denominado Compromiso de Montevideo sobre Migraciones y Desarrollo, en la Declaración Final y en los comunicados especiales.
Entre estos últimos se incluyeron los referidos al bloqueo económico, financiero y comercial que aplica Estados Unidos contra Cuba, y la decisión de las autoridades de Washington de construir un muro en la frontera con México.
El muro no es una solución, es una acción torpe y poco inteligente que desconoce realidades, sentenció el saliente presidente mexicano, Vicente Fox, en ésta, su última cumbre, celebrada en salones del hotel Radisson de Montevideo.
Por su lado, el vicepresidente cubano, Carlos Lage, denunció que a Cuba se le agrede hoy de todas las formas posibles.
"Con terrorismo, bloqueo, emisoras pirata de radio y televisión, dinero a organizaciones de mercenarios y campañas de difamación", explicó.
Sobre el denominado Plan Bush para una supuesta etapa de transición en Cuba, informó que tiene un agregado secreto y "no es difícil imaginar -indicó- que ese anexo consiste en lo único que queda por hacer: la guerra".
"Ya es tarde para acabar con la Revolución cubana, hace mucho tiempo lo es", expresó Lage, y seguidamente subrayó.
"En Cuba el regreso al pasado es impensable, indeseable e imposible. Lo advertimos bien, no habrá transición, habrá más revolución y para todos los tiempos".
Al hablar en un acto de solidaridad con su país, el vicepresidente cubano calificó al gobierno norteamericano de "grupo de matones, corruptos y mentirosos".
"Evo (Morales) y Lage a sus anchas en Montevideo", tituló el diario El País, mientras El Observador incluyó un cintillo que decía: Ovación para Cuba.
La cumbre sirvió de marco a una docena de encuentros bilaterales entre estadistas o entre estos y líderes de organismos internacionales que asistieron al evento.
La más esperada de esas reuniones, entre los gobernantes de Argentina y Uruguay, dejó claro -por no haberse celebrado- el peligroso trasfondo de un diferendo, cuyas consecuencias políticas pueden ser perfectamente predecibles.
Detrás del conflicto que viven hoy Montevideo y Buenos Aires, puede estar una mano ajena a los intereses de integración y unidad de Latinoamérica y el Caribe.
¿Quién o quiénes sacarían provecho del ambiente político cada vez más tenso entre ambas naciones vecinas? ¿Qué relación pueden tener las divergencias por las industrias papeleras que proyecta construir Ugruguay, con el tratado de libre comercio que el gobierno de esa misma nación se negó a firmar, en principio, con Estados Unidos? Esas y otras interrogantes circundan hoy estos entornos como trasfondos que emergieron durante la XVI Cumbre Iberoamericana.
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