Por Carmen Moreno
Redacción Central, 21 nov (PL) La reelección de Lula en Brasil, hecho en el cual fue decisivo el apoyo de las fuerzas de izquierda, evitó lo que algunos politólogos pronosticaron como el posible inicio del retroceso de esa tendencia política en Latinoamérica.
Sobre la base de resultados electorales de este año en México, Colombia y Perú, no fueron pocos los que se aventuraron en arreglar el funeral de partidos, organizaciones, grupos y movimientos de izquierda en esta región.
Sin embargo, corrientes de pensamiento popular fluyeron en 2006 en la mayoría de los países: Michelle Bachelet, Tabaré Vázquez, Néstor Kirchner, Hugo Chávez, Daniel Ortega, René Preval, Evo Morales...
Escogida como centro por excelencia de experimentos neoliberales, América Latina es la zona del planeta donde se hacen más notables las diferencias sociales (y donde conviven 220 millones de pobres).
Aquí, la llamada nueva izquierda, cuya definición ha variado a lo largo del los últimos 15 años, renace después del reacomodo de las cargas tras el derrumbe de la Unión Soviética y el campo socialista.
Ineludiblemente, esa línea, que comenzó a rearmarse física y conceptualmente, continúa siendo bandera de gobernantes interesados en erradicar la pobreza, cada uno con su propia filosofía.
Izquierda o izquierdas, porque sin duda desapareció el modelo único de esa postura política, se hicieron notar en 10 plebiscitos.
Chile, Nicaragua, México, Perú, Brasil, Colombia, Costa Rica y Haití tuvieron representantes.
Los últimos acontecimientos políticos dan seguimiento a los sucesos registrados antes de finalizar 2005: en tres de cuatro elecciones celebradas entonces triunfaron candidatos progresistas.
Excepto en Honduras, donde el 27 de noviembre ganó el derechista José M. Zelaya; en Chile arrasó el 11 de diciembre la socialista Bachelet; en Bolivia siete días después, lo hizo Evo Morales, mientras en Venezuela, Chávez conquistó total poder en el Parlamento.
Las últimas elecciones del año serán en Venezuela, el 3 de diciembre, donde los expertos auguran la victoria de Hugo Chávez; y en Ecuador (el día 26, segunda vuelta), que lleva a la Alianza País (AP) con un notable discurso antineoliberal.
Se medirán en el balotaje ecuatoriano el magnate bananero Alvaro Noboa, multimillonario pronorteamericano y líder del Partido Renovador Institucional, y el candidato de AP, Rafael Correa, quien denunció fraude electoral en los comicios de octubre pasado.
Noboa impulsó su campaña con derroche de regalos, promesas y dinero en efectivo a cambio de votos, considerado ilegal, y anunció que, de ganar, su país rompería relaciones con Cuba y Venezuela.
Entre los que ya concluyeron el proceso sobresale Uruguay, con la ratificación del Frente Amplio, que agrupa a 28 organizaciones, partidos y grupos de izquierda con diferentes proyecciones.
En estos tiempos, Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela y Bolivia, entre otros, mantienen contra las cuerdas el Area de Libre Comercio de las Américas que Washington diseñó para enero 2005, y que hoy aparece con el disfraz de los acuerdos bilaterales.
Ahora, las posibilidades del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y de integración política, económica y social, saltan a la vista.
El más reciente triunfo lo cobró la izquierda en Nicaragua, donde el líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional recuperó la presidencia con cerca de 40 por ciento de los votos.
El fracaso de los partidos Liberal Constitucionalista y Alianza Liberal Nicaragüense son parte de la derrota de la política exterior norteamericana en Latinoamérica, dijo la escritora y periodista argentina Stella Calloni al término de la contienda.
La Casa Blanca invirtió más de 13 millones de dólares a favor de sus políticos afines, según trascendió de fuentes confiables.
En ese mismo contexto, el destacado científico social brasileño Emir Sader aseveró que el actual cuadro político latinoamericano es muestra de que aquí el proyecto de integración tiene relativa autonomía respecto a Estados Unidos.
"Aquí, Estados Unidos está mucho más aislado", aseguró.
Si antes era sólo Cuba, hoy no son pocas las naciones que luchan y avanzan en procesos antineoliberales, por generar un nuevo consenso global, diferente al de Washington, con programas efectivos de integración y capaces de producir reformas sociales significativas.
En México, el indiscutible líder de izquierda Andrés Manuel López Obrador, puso a punto de la asfixia al liderazgo tradicionalista tras devenir conciencia crítica de su propia nación, sin requerimientos de que nadie lo legitimara.
Haití también experimenta cambios trascendentes. A partir de febrero, cuando elecciones democráticas llevaron a la presidencia del país a René Preval, se diseñan proyectos urgentes para enfrentar las fracturas sociales, el colapso económico y la violencia.
América Latina vive cambios profundos, a la manera que los nuevos tiempos exigen, con signos renovados de rebeldía ante la concentración de la riqueza, la exclusión y la inequidad.
Diversa pero con flagelos y anhelos que la unifican, la región se traza un nuevo camino: dejarse gobernar sólo por quien represente y dé participación a todos sus estratos. No hay otra alternativa.
Redacción Central, 21 nov (PL) La reelección de Lula en Brasil, hecho en el cual fue decisivo el apoyo de las fuerzas de izquierda, evitó lo que algunos politólogos pronosticaron como el posible inicio del retroceso de esa tendencia política en Latinoamérica.
Sobre la base de resultados electorales de este año en México, Colombia y Perú, no fueron pocos los que se aventuraron en arreglar el funeral de partidos, organizaciones, grupos y movimientos de izquierda en esta región.
Sin embargo, corrientes de pensamiento popular fluyeron en 2006 en la mayoría de los países: Michelle Bachelet, Tabaré Vázquez, Néstor Kirchner, Hugo Chávez, Daniel Ortega, René Preval, Evo Morales...
Escogida como centro por excelencia de experimentos neoliberales, América Latina es la zona del planeta donde se hacen más notables las diferencias sociales (y donde conviven 220 millones de pobres).
Aquí, la llamada nueva izquierda, cuya definición ha variado a lo largo del los últimos 15 años, renace después del reacomodo de las cargas tras el derrumbe de la Unión Soviética y el campo socialista.
Ineludiblemente, esa línea, que comenzó a rearmarse física y conceptualmente, continúa siendo bandera de gobernantes interesados en erradicar la pobreza, cada uno con su propia filosofía.
Izquierda o izquierdas, porque sin duda desapareció el modelo único de esa postura política, se hicieron notar en 10 plebiscitos.
Chile, Nicaragua, México, Perú, Brasil, Colombia, Costa Rica y Haití tuvieron representantes.
Los últimos acontecimientos políticos dan seguimiento a los sucesos registrados antes de finalizar 2005: en tres de cuatro elecciones celebradas entonces triunfaron candidatos progresistas.
Excepto en Honduras, donde el 27 de noviembre ganó el derechista José M. Zelaya; en Chile arrasó el 11 de diciembre la socialista Bachelet; en Bolivia siete días después, lo hizo Evo Morales, mientras en Venezuela, Chávez conquistó total poder en el Parlamento.
Las últimas elecciones del año serán en Venezuela, el 3 de diciembre, donde los expertos auguran la victoria de Hugo Chávez; y en Ecuador (el día 26, segunda vuelta), que lleva a la Alianza País (AP) con un notable discurso antineoliberal.
Se medirán en el balotaje ecuatoriano el magnate bananero Alvaro Noboa, multimillonario pronorteamericano y líder del Partido Renovador Institucional, y el candidato de AP, Rafael Correa, quien denunció fraude electoral en los comicios de octubre pasado.
Noboa impulsó su campaña con derroche de regalos, promesas y dinero en efectivo a cambio de votos, considerado ilegal, y anunció que, de ganar, su país rompería relaciones con Cuba y Venezuela.
Entre los que ya concluyeron el proceso sobresale Uruguay, con la ratificación del Frente Amplio, que agrupa a 28 organizaciones, partidos y grupos de izquierda con diferentes proyecciones.
En estos tiempos, Brasil, Argentina, Uruguay, Venezuela y Bolivia, entre otros, mantienen contra las cuerdas el Area de Libre Comercio de las Américas que Washington diseñó para enero 2005, y que hoy aparece con el disfraz de los acuerdos bilaterales.
Ahora, las posibilidades del Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y de integración política, económica y social, saltan a la vista.
El más reciente triunfo lo cobró la izquierda en Nicaragua, donde el líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional recuperó la presidencia con cerca de 40 por ciento de los votos.
El fracaso de los partidos Liberal Constitucionalista y Alianza Liberal Nicaragüense son parte de la derrota de la política exterior norteamericana en Latinoamérica, dijo la escritora y periodista argentina Stella Calloni al término de la contienda.
La Casa Blanca invirtió más de 13 millones de dólares a favor de sus políticos afines, según trascendió de fuentes confiables.
En ese mismo contexto, el destacado científico social brasileño Emir Sader aseveró que el actual cuadro político latinoamericano es muestra de que aquí el proyecto de integración tiene relativa autonomía respecto a Estados Unidos.
"Aquí, Estados Unidos está mucho más aislado", aseguró.
Si antes era sólo Cuba, hoy no son pocas las naciones que luchan y avanzan en procesos antineoliberales, por generar un nuevo consenso global, diferente al de Washington, con programas efectivos de integración y capaces de producir reformas sociales significativas.
En México, el indiscutible líder de izquierda Andrés Manuel López Obrador, puso a punto de la asfixia al liderazgo tradicionalista tras devenir conciencia crítica de su propia nación, sin requerimientos de que nadie lo legitimara.
Haití también experimenta cambios trascendentes. A partir de febrero, cuando elecciones democráticas llevaron a la presidencia del país a René Preval, se diseñan proyectos urgentes para enfrentar las fracturas sociales, el colapso económico y la violencia.
América Latina vive cambios profundos, a la manera que los nuevos tiempos exigen, con signos renovados de rebeldía ante la concentración de la riqueza, la exclusión y la inequidad.
Diversa pero con flagelos y anhelos que la unifican, la región se traza un nuevo camino: dejarse gobernar sólo por quien represente y dé participación a todos sus estratos. No hay otra alternativa.
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