Guatemala, 16 nov (PL) Convencidos de que una América Central unida tiene hoy grandes posibilidades de desarrollo, los presidentes del istmo expresaron la voluntad de impulsar la integración, pero sus deseos distan mucho de traducirse en realidad.
Al menos así se desprende de la cumbre que reunió en la capital guatemalteca a los jefes de Estado de Nicaragua, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Panamá y el país anfitrión, y a representantes de Belice y República Dominicana.
La llamada minicumbre duró unas pocas horas, como escasos fueron también sus resultados en cuanto a los dos temas prioritarios de la agenda: la unión aduanera y las reformas al Parlamento Centroamericano (PARLACEN).
A pesar de que previo a la reunión se hablaba de tener lista la unión aduanera para fines de este año, los mandatarios reconocieron que aún faltan muchos aspectos por definir.
La declaración final plantea la necesidad de establecer ese mecanismo con el propósito de facilitar la actividad económica y el intercambio comercial y, consecuentemente, alcanzar mayores niveles de desarrollo, pero no establece fechas para su entrada en vigor.
Los presidentes también apoyaron las reformas al Parlamento Centroamericano (PARLACEN), pero no hay un consenso de cuáles serán las modificaciones y tampoco sobre si sus decisiones deben ser de obligatorio cumplimiento para los países miembros.
En ese sentido, se anunció la creación de una comisión, presidida por el vicepresidente de Guatemala, Eduardo Stein, que visitará todos los países y recogerá las propuestas de los partidos políticos y los gobiernos sobre estos temas.
Pero -según admitió el propio Stein- todo indica que las decisiones sobre las reformas del PARLACEN no se van a poder tomar en la próxima cumbre del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), prevista para el 15 de diciembre en Costa Rica.
Analistas consideraron también como un escollo, el hecho de que este último país se manifestara de nuevo renuente a integrar el PARLACEN, pese a ostentar la presidencia protempore del SICA.
Lo cierto es que hasta ahora el proceso de integración se ha desarrollado de manera parcial y son los países del llamado Triángulo del Norte centroamericano, Guatemala, Honduras y El Salvador, quienes han dado pasos concretos en esa dirección.
Desde 1998 está en práctica el denominado Proyecto Trifinio, que tiene como objetivo lograr el desarrollo conjunto del área donde confluyen las fronteras comunes de esos tres países.
Esas naciones pusieron en práctica en 1991 un Tratado de Libre Comercio para todos los productos manufacturados y naturales y en 2004 firmaron el acuerdo "de paso fácil" para permitir el libre tránsito de las personas nacidas allí.
Pero estos esfuerzos no han logrado extenderse hacia el sur del istmo centroamericano, sobre todo hacia Costa Rica y Panamá.
Tal vez el resultado más tangible de la presencia de los gobernantes aquí fue la asistencia a una conferencia anticorrupción donde firmaron un compromiso para eliminar de ahora a 2010 ese flagelo, que corroe instituciones e impide el desarrollo regional.
Con 533 mil kilómetros cuadrados, cerca de 35 millones de habitantes y una geografía privilegiada, que comprende volcanes, valles, bosques y lagos, Centroamérica tiene grandes posibilidades de salir de la pobreza.
Para ello, sin embargo, necesita que las declaraciones de sus gobernantes vayan más allá de la buena voluntad y se traduzcan en hechos concretos.
Al menos así se desprende de la cumbre que reunió en la capital guatemalteca a los jefes de Estado de Nicaragua, Honduras, El Salvador, Costa Rica, Panamá y el país anfitrión, y a representantes de Belice y República Dominicana.
La llamada minicumbre duró unas pocas horas, como escasos fueron también sus resultados en cuanto a los dos temas prioritarios de la agenda: la unión aduanera y las reformas al Parlamento Centroamericano (PARLACEN).
A pesar de que previo a la reunión se hablaba de tener lista la unión aduanera para fines de este año, los mandatarios reconocieron que aún faltan muchos aspectos por definir.
La declaración final plantea la necesidad de establecer ese mecanismo con el propósito de facilitar la actividad económica y el intercambio comercial y, consecuentemente, alcanzar mayores niveles de desarrollo, pero no establece fechas para su entrada en vigor.
Los presidentes también apoyaron las reformas al Parlamento Centroamericano (PARLACEN), pero no hay un consenso de cuáles serán las modificaciones y tampoco sobre si sus decisiones deben ser de obligatorio cumplimiento para los países miembros.
En ese sentido, se anunció la creación de una comisión, presidida por el vicepresidente de Guatemala, Eduardo Stein, que visitará todos los países y recogerá las propuestas de los partidos políticos y los gobiernos sobre estos temas.
Pero -según admitió el propio Stein- todo indica que las decisiones sobre las reformas del PARLACEN no se van a poder tomar en la próxima cumbre del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), prevista para el 15 de diciembre en Costa Rica.
Analistas consideraron también como un escollo, el hecho de que este último país se manifestara de nuevo renuente a integrar el PARLACEN, pese a ostentar la presidencia protempore del SICA.
Lo cierto es que hasta ahora el proceso de integración se ha desarrollado de manera parcial y son los países del llamado Triángulo del Norte centroamericano, Guatemala, Honduras y El Salvador, quienes han dado pasos concretos en esa dirección.
Desde 1998 está en práctica el denominado Proyecto Trifinio, que tiene como objetivo lograr el desarrollo conjunto del área donde confluyen las fronteras comunes de esos tres países.
Esas naciones pusieron en práctica en 1991 un Tratado de Libre Comercio para todos los productos manufacturados y naturales y en 2004 firmaron el acuerdo "de paso fácil" para permitir el libre tránsito de las personas nacidas allí.
Pero estos esfuerzos no han logrado extenderse hacia el sur del istmo centroamericano, sobre todo hacia Costa Rica y Panamá.
Tal vez el resultado más tangible de la presencia de los gobernantes aquí fue la asistencia a una conferencia anticorrupción donde firmaron un compromiso para eliminar de ahora a 2010 ese flagelo, que corroe instituciones e impide el desarrollo regional.
Con 533 mil kilómetros cuadrados, cerca de 35 millones de habitantes y una geografía privilegiada, que comprende volcanes, valles, bosques y lagos, Centroamérica tiene grandes posibilidades de salir de la pobreza.
Para ello, sin embargo, necesita que las declaraciones de sus gobernantes vayan más allá de la buena voluntad y se traduzcan en hechos concretos.
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