Co-Latino
Editorial
Como ya lo hemos planteado en otros editoriales, la caída del muro de Berlín envalentonó al capitalismo salvaje, tal como lo llamó el Papa Juan Pablo Segundo, y, seguros de que la izquierda estaba en desbandada o escondida, impusieron a sus anchas todos los programas del modelo neoliberal, golpeando a las grandes mayorías y favoreciendo a las minorías, sobre todo con las privatizaciones de los bienes estatales.
Así, el siglo XX lo culminamos con gobiernos derechistas y pro élites empresariales, porque -hay que decirlo sin tapujos-, el neoliberalismo no ha venido favorecer a todos los empresarios, sino sólo a algunos, a los más fuertes y a las transnacionales.
Sin embargo, la víspera y comienzo del siglo XXI, han sido promisorios para las izquierdas latinas, pues, Chávez en Venezuela gana las primeras elecciones más votadas en su país, y luego, en 2002, Lula gana las elecciones por primera vez en Brasil, en una alianza donde ondulaba como mayor extensión la bandera del PT.
Como ya lo hemos planteado en otros editoriales, la caída del muro de Berlín envalentonó al capitalismo salvaje, tal como lo llamó el Papa Juan Pablo Segundo, y, seguros de que la izquierda estaba en desbandada o escondida, impusieron a sus anchas todos los programas del modelo neoliberal, golpeando a las grandes mayorías y favoreciendo a las minorías, sobre todo con las privatizaciones de los bienes estatales.
Así, el siglo XX lo culminamos con gobiernos derechistas y pro élites empresariales, porque -hay que decirlo sin tapujos-, el neoliberalismo no ha venido favorecer a todos los empresarios, sino sólo a algunos, a los más fuertes y a las transnacionales.
Sin embargo, la víspera y comienzo del siglo XXI, han sido promisorios para las izquierdas latinas, pues, Chávez en Venezuela gana las primeras elecciones más votadas en su país, y luego, en 2002, Lula gana las elecciones por primera vez en Brasil, en una alianza donde ondulaba como mayor extensión la bandera del PT.
Los cuatro años de Lula han sido difíciles, no sólo por las presiones dentro de la misma izquierda, sino, principalmente, por la gran embestida de la derecha criolla e internacional y la “gran prensa”, que difundió las más grandes falsedades contra el gobierno de Lula.
De hecho, la campaña contra Lula no la libraron sus contrincantes, sino los grandes medios de comunicación, pero, no lograron amilanar al votante brasileño, no sólo por las nuevas propuestas electorales, sino, teniendo como base uno de los mejores gobiernos en la historia de la gran nación del sur, no sólo porque la ha hecho crecer económicamente hablando, sino porque ha favorecido a 40 millones de pobres, a quienes sacó de la extrema pobreza. Además, le apostó a la educación. De hecho, en los primeros cuatro años de gobierno de Lula, se crearon 10 universidades, así como mejoras en la salud, etc. Sin lugar a dudas, el triunfo de Lula y el PT, nuevamente, oxigenan e inyectan esperanza, no sólo a las izquierdas, sino también a los millones de millones de pobres en América Latina.
El próximo domingo se realizarán elecciones en Nicaragua, y si el comportamiento del votante sigue la tendencia de las encuestas, tendremos al Frente Sandinista gobernando Nicaragua. Qué bien haría el triunfo sandinista en Nicaragua, pues, con ello, se iniciaría un replanteamiento geopolítico en la región, pero sobre todo, se iniciaría el proceso de asunción al poder, para las grandes mayorías centroamericanas.
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