San Salvador, 15 nov (PL) La muerte de seis reclusos y el atentado al director de un penal en las últimas horas activaron hoy el estado de Alerta Máxima en este país, cuyas estadísticas en criminalidad parecen crecer hasta el infinito.
La víspera, autoridades del reclusorio de Ciudad Barrios, en el departamento de San Miguel, descubrieron cuatro cadáveres entre los detenidos; mientras se daba a conocer el asalto al jefe de la cárcel de San Francisco Gotera.
Opiniones contradictorias aluden a los móviles de los hechos, desde el resultado de ajustes entre pandillas, hasta lo que consideran respuesta de los presidiarios contra las recientes reformas legales introducidas en el sistema carcelario.
Las citadas modificaciones reducen algunos beneficios de los presos en los penales, relacionados con las visitas familiares, cuya frecuencia se extiende ahora cada dos meses.
Sin embargo, fuentes policiales insisten en lo positivo de las medidas para minimizar las oportunidades de recibir desde el exterior drogas y artículos como teléfonos móviles, utilizados por los convictos para planear y cometer actos delictivos.
Para la sociedad salvadoreña, las víctimas de los penales son apenas otra señal de la escalada de violencia en esta nación centroamericana.
La víspera, autoridades del reclusorio de Ciudad Barrios, en el departamento de San Miguel, descubrieron cuatro cadáveres entre los detenidos; mientras se daba a conocer el asalto al jefe de la cárcel de San Francisco Gotera.
Opiniones contradictorias aluden a los móviles de los hechos, desde el resultado de ajustes entre pandillas, hasta lo que consideran respuesta de los presidiarios contra las recientes reformas legales introducidas en el sistema carcelario.
Las citadas modificaciones reducen algunos beneficios de los presos en los penales, relacionados con las visitas familiares, cuya frecuencia se extiende ahora cada dos meses.
Sin embargo, fuentes policiales insisten en lo positivo de las medidas para minimizar las oportunidades de recibir desde el exterior drogas y artículos como teléfonos móviles, utilizados por los convictos para planear y cometer actos delictivos.
Para la sociedad salvadoreña, las víctimas de los penales son apenas otra señal de la escalada de violencia en esta nación centroamericana.
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