Desborde de entusiasmo en Hamilton, Canadá por visita de Alicia Alonso, Ballet Nacional de Cuba
Por: Pastor Valle-Garay
Senior Scholar, Universidad de York
Hamilton, Ontario – La llaman la ciudad del acero. A la sombra de la cosmopolita Toronto, la capital financiera de Canadá, y a poco pasos de las majestuosas Cataratas del Niágara, Hamilton es una ciudad de cuello azul. De gente sencilla. Amistosa. Honesta. De trabajadores del acero en mejores tiempos. De extraordinario optimismo hoy que la economía le depara ratos duros. Más que nada, de un espíritu comunitario inquebrantable.
Se enorgullece de la afamada Universidad McMaster, del equipo de fútbol, del imponente teatro Hamilton Place, de su incondicional amor por las artes. De individuos apasionados como Belma Diamante cuya obsesión por traer el Ballet Nacional de Cuba a Hamilton ha pasado de sueño a realidad para el Elenco Canadiense de Ballet Juvenil, anfitriones de los bailarines cubanos. Lo logró Belma. Con creces.
Tal fue su dedicación al proyecto que viajó repetidas veces a Cuba hasta entusiasmar a Alicia Alonso, Prima Ballerina Assoluta y Directora Artística del Ballet Nacional de Cuba. Belma coincidió con la pasión de Alicia: la promoción del ballet como un arte que debe llegar a las multitudes sin distinciones elitistas. Dos mujeres forjadas con voluntad de acero se reunirán en triunfante celebración en la ciudad del acero. Parece cuento de hadas. Lo es.
Hará unos 37 años que el Ballet Nacional de Cuba actuó en Canadá. Su regreso, a Hamilton esta vez, ya muestra características legendarias. La ciudad entera está involucrada en acoger a los artistas en su seno con el cariño, con el respeto y con la admiración que se merecen. Los niños, especialmente los niños, se despliegan por la ciudad como hormiguitas obreras. Incansables recorren escuelas, comercio y centros comunitarios. Día y noche distribuyen decenas de miles de volantes ilustrando la estelar presentación del Cascanueces. Recaudan fondos vendiendo galletas de puerta en puerta para ayudar a sufragar los gastos involucrados en la visita. Las madres amorosamente se dedican a coser las indumentarias de los talentosos niños cuidadosamente seleccionados para compartir el escenario por unos minutos con la tropa cubana. Los padres de familia actúan de choferes y mensajeros en todo lo requerido por la enormidad de la empresa.
Un papá de limitados recursos ofreció la siguiente opinión al foro comunitario que coordina el recibimiento del Ballet Nacional, “Yo no contribuí fondos para que mi hija Sierra (estudiante de ballet) desempeñe el papel de princesita. Ayudo porque durante 10 días en diciembre Sierra participará en algo grandioso. No hay dinero en el mundo que pueda comprar lo que esta gente (el ballet cubano) trae al escenario.”
“Tuve el placer de jugar béisbol contra Cuba y hace dos años fui entrenador del equipo de mi hijo que jugó contra equipos cubanos. Sin excepción alguna, cada pelotero cubano nos dio una lección de inspiración. Compitieron con pasión nunca vista y no hay atleta en el mundo que se les compare. Algunos niños en Cuba aprenden a jugar la pelota en campos pedregosos. Con zapatos y útiles bastante desgastados, si es que los tienen. Estoy seguro que algunos de los bailarines que nos visitarán dieron sus pasos iniciales en zapatos viejos. Pero a fuerza de disciplina, de sacrificios y de dedicación se sobreponen magistralmente a cuanto reto se les presente. Estoy seguro que lo ocurrido con los peloteros ocurre también con los bailarines. Está gente ha superado extraordinarios obstáculos y cuando suban al escenario, lo harán suyo. Yo como padre, tendré el gran privilegio de ser testigo una vez más del indomable espíritu artístico de estos maravillosos seres humanos. Ustedes gozarán de la misma experiencia. Será algo único. Inolvidable” concluyó el padre de Sierra.
En este espíritu de cooperación también marchan los esfuerzos de toda una comunidad de voluntarios comprometidos conque la presencia y la actuación del Ballet Nacional de Cuba en Hamilton se convierta en un éxito sin precedentes. No fallarán. Un equipo de camarógrafos cubanos y otro de cineastas canadienses coordinados por Jo Jo Chinto, genial presentador de noticias en Toronto y antiguo admirador de Cuba, documentan cada paso de la gira del Ballet Nacional desde La Habana hasta Hamilton para la televisión cubana, canadiense y del resto del mundo. Estaciones locales de televisión y periodistas de los medios canadienses y de habla hispana claman por espacio y entrevistas. La noticia corre como reguero de pólvora. Los teléfonos no dejan de repicar en las oficinas de los organizadores. El interés es contagioso. Sobrepasa toda expectativa.
En la Recepción de Gala del 8 de diciembre la eximia ballerina Evelyn Hart, gloria del ballet canadiense, directora artística del Elenco Canadiense de Ballet Juvenil (Canadian Ballet Youth Ensemble) y Prima Ballerina (jubilada) del Ballet Real de Winnipeg, le dará la bienvenida a su colega y antigua amiga Alicia Alonso y al elenco de Ballet Nacional de Cuba. Acto seguido la Orquesta Sinfónica de Hamilton ofrecerá un concierto en homenaje a la Prima Ballerina Assoluta de Cuba. Del 10 al 13 de diciembre el Ballet Nacional de Cuba ensayará y programará sesiones de trabajo para los niños y jóvenes del Elenco Canadiense de Ballet Juvenil. El 13 de diciembre Alicia Alonso ocupará el podio del Gran Salón (Great Hall) del teatro Hamilton Place en donde dictará la conferencia de apertura en la Serie de Conferencias “Leyendas del Ballet.”
Del 13 al 16 de diciembre el Ballet Nacional de Cuba representará para el público en general la obra Cascanueces (Nutcracker Suite) del compositor ruso Peter Iliych Tchaikovsky, función conque generalmente los elencos de ballet dan inicio a las festividades de navidad. La tarde del jueves 13 y la mañana del viernes 14 de diciembre la representación del Cascanueces está reservada especialmente para los niños de las escuelas de Hamilton y sus alrededores. Cierre de broche de oro. En el invernal frío canadiense dos damas de acero derriten los corazones de la ciudad de acero. Se cumple a maravillas la pasión y la visión de Alicia Alonso de que el ballet trascienda las fronteras de edad, de tiempo y sobre todo de recursos económicos. Hamilton es el anfitrión perfecto para satisfacer tal cometido.
Por: Pastor Valle-Garay
Senior Scholar, Universidad de York
Hamilton, Ontario – La llaman la ciudad del acero. A la sombra de la cosmopolita Toronto, la capital financiera de Canadá, y a poco pasos de las majestuosas Cataratas del Niágara, Hamilton es una ciudad de cuello azul. De gente sencilla. Amistosa. Honesta. De trabajadores del acero en mejores tiempos. De extraordinario optimismo hoy que la economía le depara ratos duros. Más que nada, de un espíritu comunitario inquebrantable.
Se enorgullece de la afamada Universidad McMaster, del equipo de fútbol, del imponente teatro Hamilton Place, de su incondicional amor por las artes. De individuos apasionados como Belma Diamante cuya obsesión por traer el Ballet Nacional de Cuba a Hamilton ha pasado de sueño a realidad para el Elenco Canadiense de Ballet Juvenil, anfitriones de los bailarines cubanos. Lo logró Belma. Con creces.
Tal fue su dedicación al proyecto que viajó repetidas veces a Cuba hasta entusiasmar a Alicia Alonso, Prima Ballerina Assoluta y Directora Artística del Ballet Nacional de Cuba. Belma coincidió con la pasión de Alicia: la promoción del ballet como un arte que debe llegar a las multitudes sin distinciones elitistas. Dos mujeres forjadas con voluntad de acero se reunirán en triunfante celebración en la ciudad del acero. Parece cuento de hadas. Lo es.
Hará unos 37 años que el Ballet Nacional de Cuba actuó en Canadá. Su regreso, a Hamilton esta vez, ya muestra características legendarias. La ciudad entera está involucrada en acoger a los artistas en su seno con el cariño, con el respeto y con la admiración que se merecen. Los niños, especialmente los niños, se despliegan por la ciudad como hormiguitas obreras. Incansables recorren escuelas, comercio y centros comunitarios. Día y noche distribuyen decenas de miles de volantes ilustrando la estelar presentación del Cascanueces. Recaudan fondos vendiendo galletas de puerta en puerta para ayudar a sufragar los gastos involucrados en la visita. Las madres amorosamente se dedican a coser las indumentarias de los talentosos niños cuidadosamente seleccionados para compartir el escenario por unos minutos con la tropa cubana. Los padres de familia actúan de choferes y mensajeros en todo lo requerido por la enormidad de la empresa.
Un papá de limitados recursos ofreció la siguiente opinión al foro comunitario que coordina el recibimiento del Ballet Nacional, “Yo no contribuí fondos para que mi hija Sierra (estudiante de ballet) desempeñe el papel de princesita. Ayudo porque durante 10 días en diciembre Sierra participará en algo grandioso. No hay dinero en el mundo que pueda comprar lo que esta gente (el ballet cubano) trae al escenario.”
“Tuve el placer de jugar béisbol contra Cuba y hace dos años fui entrenador del equipo de mi hijo que jugó contra equipos cubanos. Sin excepción alguna, cada pelotero cubano nos dio una lección de inspiración. Compitieron con pasión nunca vista y no hay atleta en el mundo que se les compare. Algunos niños en Cuba aprenden a jugar la pelota en campos pedregosos. Con zapatos y útiles bastante desgastados, si es que los tienen. Estoy seguro que algunos de los bailarines que nos visitarán dieron sus pasos iniciales en zapatos viejos. Pero a fuerza de disciplina, de sacrificios y de dedicación se sobreponen magistralmente a cuanto reto se les presente. Estoy seguro que lo ocurrido con los peloteros ocurre también con los bailarines. Está gente ha superado extraordinarios obstáculos y cuando suban al escenario, lo harán suyo. Yo como padre, tendré el gran privilegio de ser testigo una vez más del indomable espíritu artístico de estos maravillosos seres humanos. Ustedes gozarán de la misma experiencia. Será algo único. Inolvidable” concluyó el padre de Sierra.
En este espíritu de cooperación también marchan los esfuerzos de toda una comunidad de voluntarios comprometidos conque la presencia y la actuación del Ballet Nacional de Cuba en Hamilton se convierta en un éxito sin precedentes. No fallarán. Un equipo de camarógrafos cubanos y otro de cineastas canadienses coordinados por Jo Jo Chinto, genial presentador de noticias en Toronto y antiguo admirador de Cuba, documentan cada paso de la gira del Ballet Nacional desde La Habana hasta Hamilton para la televisión cubana, canadiense y del resto del mundo. Estaciones locales de televisión y periodistas de los medios canadienses y de habla hispana claman por espacio y entrevistas. La noticia corre como reguero de pólvora. Los teléfonos no dejan de repicar en las oficinas de los organizadores. El interés es contagioso. Sobrepasa toda expectativa.
En la Recepción de Gala del 8 de diciembre la eximia ballerina Evelyn Hart, gloria del ballet canadiense, directora artística del Elenco Canadiense de Ballet Juvenil (Canadian Ballet Youth Ensemble) y Prima Ballerina (jubilada) del Ballet Real de Winnipeg, le dará la bienvenida a su colega y antigua amiga Alicia Alonso y al elenco de Ballet Nacional de Cuba. Acto seguido la Orquesta Sinfónica de Hamilton ofrecerá un concierto en homenaje a la Prima Ballerina Assoluta de Cuba. Del 10 al 13 de diciembre el Ballet Nacional de Cuba ensayará y programará sesiones de trabajo para los niños y jóvenes del Elenco Canadiense de Ballet Juvenil. El 13 de diciembre Alicia Alonso ocupará el podio del Gran Salón (Great Hall) del teatro Hamilton Place en donde dictará la conferencia de apertura en la Serie de Conferencias “Leyendas del Ballet.”
Del 13 al 16 de diciembre el Ballet Nacional de Cuba representará para el público en general la obra Cascanueces (Nutcracker Suite) del compositor ruso Peter Iliych Tchaikovsky, función conque generalmente los elencos de ballet dan inicio a las festividades de navidad. La tarde del jueves 13 y la mañana del viernes 14 de diciembre la representación del Cascanueces está reservada especialmente para los niños de las escuelas de Hamilton y sus alrededores. Cierre de broche de oro. En el invernal frío canadiense dos damas de acero derriten los corazones de la ciudad de acero. Se cumple a maravillas la pasión y la visión de Alicia Alonso de que el ballet trascienda las fronteras de edad, de tiempo y sobre todo de recursos económicos. Hamilton es el anfitrión perfecto para satisfacer tal cometido.
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