Licda. Norma Guevara de Ramirios
La desesperación del partido oficialista alcanza niveles desconocidos hasta hoy. Y no se trata de una desesperación cualquiera. Es una desesperación llena de angustias porque sabe que sus anhelos dictatoriales se pueden evaporar con la voluntad de la ciudadanía a favor de cambios y en pro de la justicia.
La desesperación del partido oficialista alcanza niveles desconocidos hasta hoy. Y no se trata de una desesperación cualquiera. Es una desesperación llena de angustias porque sabe que sus anhelos dictatoriales se pueden evaporar con la voluntad de la ciudadanía a favor de cambios y en pro de la justicia.
Encarga encuestas a destajo. Se garantiza que los resultados presentados en público les resulte favorables para tratar de sorprender la buena fe de una parte de la población. En sus arcas hay recursos económicos que parecen inagotables. Paga radio, televisión, prensa; en la calle, en los postes, en casi todas partes, la propaganda oficialista asociada al actor principal está omnipresente, de una manera abusiva y ostentosa que cae en la obscenidad y, sin embargo, algo les dice que la «voz de las encuestas publicadas» es diferente a la realidad, y esa inseguridad les desespera. Algo les dice que aunque domine casi absolutamente en propaganda, no domina ni la inteligencia, ni los sentimientos ni la certeza de los ciudadanos de que debe frenarse el camino por el cual pretenden llevarnos hacia una nueva dictadura. Con alta criminalidad, con impunidad, con pobreza y con deseos de emigrar.
En medio de esa desesperación caen en afirmaciones absurdas o estúpidas, o ambas cosas. La diputada Lilian Coto acepta la invitación realizada por una Juez Penitenciaria para conocer la situación en que se encuentran los presidiarios de un penal de «alta seguridad», junto a otros funcionarios, e inmediatamente un coro estridente de altos funcionarios gubernamentales clama que el FMLN protege a los delincuentes más peligrosos del país. Y durante muchos días ministros, directores, presidentes, comentaristas a sueldo claman en contra del atrevimiento de una diputada efemelenista que habla con la gente, sean estos maestros, trabajadoras de la maquila e incluso prisioneros. Si hay protestas en las calles contra el alto costo de la vida, exigencia de pensionados para aumentar sus pensiones, el mismo coro gubernamental sataniza las protestas y acusa al FMLN de terrorista. Si se apresa a personas acusadas de secuestros, pues se las ingenian para que en medio de un ambiente sucio se advierta una pulcra bandera del FMLN, y aunque no acusan al Frente de estar detrás de estas personas, el mensaje subliminal pretende que la gente así lo crea. El presidente de ese partido oficialista, que se ha olvidado de ser presidente del país, no vacila en calificar a la principal fuerza política opositora de estorbo para sus anhelos hegemonistas y dictatoriales; sentencia por adelantado que un bipartidismo si es con el FMLN sería negativo; eso a pesar de saber perfectamente que hay cientos de miles de salvadoreños que sienten, quieren y votan por el FMLN, todos salvadoreñas y salvadoreños a quienes tiene la obligación de respetar y servir.
Se asesinó a la señora Margarita Grimaldi dentro de una de las «cárceles seguras» y un tal funcionario que ambiciona que lo elijan fiscal no vacila en señalar que detrás de esta muerte está el FMLN. El cuento se les hace cada vez más complicado, su modelo crea pobres, promueven la impunidad y con ello aumenta la delincuencia, sus políticas como la mano dura fracasan y hay que buscar culpables, pero su trama es tan reiterada que la gente ya la conoce, la sigue oyendo como oye los niños el cuento de Tío Coyote.
Decía un sacerdote sudamericano: «Si pido limosna para los pobres me dicen que soy caritativo; pero si pido justicia, me dicen comunista». Dos cosas buscan lograr: que la gente crea que el FMLN ha perdido apoyo y que su propia fantasía se convierta en realidad electoral. Pero es más fuerte la tenacidad, el trabajo, la firmeza, la autenticidad y las evidencias de la posición del FMLN que constituyen la base, la roca en la cual se estrellará la campaña calumniosa de la derecha, porque es mayor la esperanza de cambiar tanta injusticia existente en el país, que su perversa desesperación.
Ese partido mentiroso, lleno de corruptos, con ambiciones de retomar la dictadura que derrotó el FMLN, puede ser derrotado en su ambición. Por el bien de la patria, impidamos que el partido oficialista nos empuje hacia una nueva dictadura.
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