Licda. Norma Guevara de Ramirios
Con el voto de la mayoría del pueblo boliviano. Evo Morales, el carismático líder de los indígenas de Bolivia, ganó la Presidencia de la República en las elecciones de este 18 de diciembre. Pasa así de líder social y político de los trabajadores, indígenas, sindicatos, a líder de un pueblo que ha manifestado de distintas maneras su afán de justicia social, su sentido de poder y soberanía sobre los recursos naturales.
Con esta victoria de la izquierda boliviana se refuerza la tendencia de los pueblos sudamericanos hacia opciones distantes de la derecha y sus gobiernos privatizadores.Soplan desde el sur de América vientos de esperanza para los pueblos marginados, vientos que hablan de poblaciones que se percatan de que son MAS, que son mayoría, que son poder, y que desde ese poder popular pueden expresar sin ambages su decisión de cambios, de búsqueda de alternativas a la tradicional forma de gobierno minoritaria que las clases económicamente poderosas han usufructuado abusivamente en nuestros países.
Los pueblos del sur de América elevan su voz con un clamor que debiera resonar hasta abrir los oídos de los pueblos de centro y norte América, un clamor que habla de esperanza y de la certeza de que « pueblo que lucha, triunfa».
La victoria del pueblo boliviano demuestra, así mismo, que con claridad se puede enfrentar las presiones y los dogmas que pregona la ideología neoliberal, demuestra que es posible ganar sin someterse a las transnacionales ni a la derecha internacional.Antes, Venezuela, Brasil, Uruguay y de, cierto modo Argentina, han promovido cambios en los que vemos a los gobernantes asumir con valentía la defensa de los intereses nacionales y en defensa de los pueblos, asumir la importancia y prioridad de los problemas como el trabajo, la salud, la identidad del pueblo por encima de las recetas que organismos multilaterales quisieran imponerles.
Esas posturas hacen posible otras formas de relación y cooperación entre Estados como lo demuestran los acuerdos sobre petróleo y derivados, entre los países sudamericanos con Venezuela, que van configurando una forma de integración diferente, bautizada como ALBA, de la que se desprenden beneficios para sectores sociales que antes pasaban desapercibidos por los gobiernos de esos países.
En estas victorias de la izquierda, que colocan el reloj de la historia en un nuevo camino, hay aspectos fundamentales que representan lecciones valiosas para otros pueblos; y es la unidad de propósitos en el seno de fuerzas sociales y los partidos políticos de izquierda, sin que ninguno de los dos pierda su identidad propia.
La magnitud de las luchas sociales en Bolivia, cuando sentía perder la soberanía sobre el gas, cuando sentían que el gobierno se alejaba del compromiso con el pueblo, enseñan la profundidad de su noción de soberanía y la visión clara acerca del valor de sus recursos naturales como base de un desarrollo social y económico futuro.Esa forma de lucha, que en las calles se convierte en un grito en defensa de sus posibilidades futuras de desarrollo, la convirtieron en fuerza electoral sin vacilación ni reniego, y es lo que ahora les da la certeza de llevar al gobierno a un Presidente que entiende, que vive sus mismos anhelos.
El pueblo boliviano da al mundo la lección de coherencia y fuerza de sabiduría para combinar la lucha social y electoral, para concurrir en un mismo propósito y hacer posible los cambios desde la perspectiva popular y nacional de las mayorías bolivianas.Y lo lograron a pesar de irregularidades en el Registro Electoral.
Se dice que la Corte Nacional Electoral recibe denuncias de personas que habiendo sido parte de los registros en anteriores elecciones, ahora no aparecían y en consecuencia no pudieron votar; sin duda, aún con esa certeza, el pueblo se manifestó para reafirmar su deseo de un nuevo momento en la historia boliviana. Y lo lograron.
Felicidades hermanos bolivianos. Les acompañamos en su lucha y disfrutamos con sus victorias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario