Por Pastor Valle-Garay
Senior Scholar, Universidad de York
Toronto, Canadá – Por esta época abundan las celebraciones. El exótico Carvanal de Brasil deslumbra al mundo. Bullicioso vuelve el Mardi Gras a Nueva Orleáns. El Festival Bonhomme de Invierno provee necesaria diversión ante el brutal frío invernal para los pobladores de Québec mientras que la famosa Semana Santa de Sevilla rememora la pasión de Cristo.
En la colonial ciudad de Granada, Nicaragua se rinde homenaje a la poesía. Entre el 12 y el 16 de febrero más de 164 poetas y escritores provenientes de 50 países celebrarán el IV Festival Internacional de Poesía 2008.
Inusuales acontecimientos. Impresionantes contrastes. Deliciosamente raro entre ellos la extraordinaria cita en Granada. En el siglo XXI, en el apogeo de la comunicación rápida y de la gratificación instantánea un recital internacional de poesía parecería un anacronismo. No así en la Gran Sultana de Nicaragua. Fundada en 1524, la segunda ciudad más antigua del Hemisferio, se prepara a acoger a los más distinguidos poetas y escritores de la actualidad en el seno de la nación-cuna del padre del modernismo Rubén Darío.
Es más. Al estilo de la bohemia de antaño, los bardos declamarán directamente al pueblo desde las esquinas de las calles, en los parques, desde los atrios de las iglesias y seguramente en una que otra de las acogedoras cantinas de la señorial ciudad. ¿Y por qué no? Las libaciones y la poesía jamás han sido mutualmente exclusivas.
Además de recitales de poesía, los invitados compartirán con el público talleres literarios, mesas redondas y paneles, conciertos de música clásica, popular y folclórica, obras de teatro, exposiciones de artes plásticas, feria de libros y otras actividades culturales.
En el 2005 el gran poeta, sacerdote y revolucionario nicaragüense Ernesto Cardenal, recientemente nominado al Premio Nobel de Literatura, concibió el Festival Internacional de Poesía. ¿Menudo reto? Realmente, no. A raíz del triunfo de la revolución sandinista, Ernesto ocupó el cargo de Ministro de Cultura, puesto gubernamental que jamás antes había existido en Nicaragua. En inimitable estilo ministerial Ernesto abrió de par en par las puertas del Ministerio. Se recibía a cuanto artista, local o extranjero, llegase al complejo, otrora la morada del sangriento dictador Somoza.
Más que un exuberante mercado abierto de poetas, escritores, músicos y artistas plásticos, el poco ortodoxo Ministerio fue transformado en una auténtica colmena intelectual. “Nicaragua es un país de poetas y de artistas,” había dicho Ernesto en más de una ocasió. Se dedicó a comprobarlo. En su amada isla de Solentiname el cura revolucionario instruyó a los isleños, y especialmente a los niños, en los maravillosos secretos de la realidad mágica de la paradisíaca isla. Bajo su dirección, se fomentaron talleres de pintura y de poesía. Nacieron poetas. Se desarrolló la hoy mundialmente famosa escuela nicaragüense de pintura primitivista. Continúan funcionando los talleres. Continúa Ernesto, incansable, en sus 84 años de amar a su pueblo.
No pararía ahí. Ernesto no descansa en laureles. Retirado de la política el filósofo, escultor y auto declarado marxista, decidió invitar a los poetas del mundo a declamar en Nicaragua en 2005. La respuesta no se dejó esperar. Asistieron de todas partes del mundo en entusiastas cantidades. Aseguraron el fenomenal éxito inicial y la continuidad del Festival. Este año la lista de personajes que responden al llamado del cura sandinista, revolucionario contra la dictadura y revolucionario en el desarrollo artístico nacional, crece en número y en calidad. Le dedican el Festival a Salomón de la Selva (1893-1958), otro gran poeta nicaragüense.
Este año la celebración será por partida doble. Cuestión de justicia poética. Coincide la cita con el anuncio del pasado martes 5 de febrero de la decisión unánime del jurado Seix Barral de otorgar el galardón Biblioteca Breve y los $30 mil euros correspondientes a la exquisita poetisa nicaragüense Gioconda Belli, una de las principales organizadoras del Festival. De esta manera se reconoce el mérito literario de su última novela “El infinito en la palma de mi mano.” En 1978 la Casa de las Américas de Cuba premió a la Belli por su libro de poemas “Línea de Fuego.” Otras obras incluyen “La Mujer habituada” (1988) y “El País Bajo mi Piel” traducida al alemán, holandés, italiano e inglés.
Dieter Stadler, otro directivo del festival, declaró el domingo a la prensa que entre la ‘’lista de confirmados’’ destacan por América los estadounidenses Steven White, George Evans y Jimmy Santiago Baca, de origen apache; el cubano Jesús David Curbelo; la argentina Diana Bellesi; el brasileño Ledo Ivo; el colombiano Raúl Henao; el paraguayo Jacobo Rauskin; y el puertorriqueño Marcos Rodríguez Frese.
Por México asistirán Elva Macías, Lina Zerón, Laura Hernández, José Vicente Anaya y Marco Antonio Campos. Además, por Europa resaltan los poetas españoles Luis García Montero, Luis Antonio Villena y Jesús García (editor de Visor); Owe Kolbe, de Alemania; Kurt Flecker, vicegobernador de Estiria, Austria; Stefaan Van Dent Bremt, de Bélgica; Marianne Larse, de Dinamarca; Milan Richter, de Eslovaquia; y Ernest Pépin, de Francia.
De Irlanda llegarán Vincent Woods; los italianos Carlos Bordini y Marta Canfield, la noruega Marit Kaldhol, la polaca Krystyna Rodowska, el portugués Casimiro de Brito y el inglés Niall Binns.
El contingente de Asia está compuesto de Amir Rahman, de Bangladesh; Karen Kung, de Taiwan; Hai An, de China Continental; Rita Malhotra, de India; de Israel llega Sabina Messeq mientras que Oceanía será representada el australiano Luke Davies.
La delegación más numerosa es la de Centroamérica y El Caribe con 91 participantes, de los cuales 63 son nicaragüenses, entre ellos Ernesto Cardenal, Gioconda Belli, Blanca Castellón, Claribel Alegría, Julio Valle Castillo, Daysi Zamora, Gloria Gabuardi, Pablo Centeno, Edwin Illescas y Erick Blandón.
Impresionante lista. Impresionante labor del cura revolucionario que dedicara sublimes versos a la memoria de Marylin Monroe. Contundente manifestación de que el amor a la poesía, a la literatura y a las artes no solo corre en las venas de la pequeña y aguerrida Nicaragua sino que comparte tan extraordinaria y rara sensibilidad con destacados exponentes de la cultura mundial.