San Salvador, 16 feb (PL) La contienda electoral que vive El Salvador, el más pequeño e inseguro país centroamericano, trasciende la habitual disputa entre partidos políticos.
El retiro de las candidaturas presidenciales de los demócratas cristianos (PDC) y de Conciliación Nacional (PCN), y el llamado de sus cúpulas a fortalecer las posiciones de la derecha, ofrecieron luces sobre el verdadero conflicto.
Aunque quedan solo dos agrupaciones en la contienda, diversos analistas advierten que el 15 de marzo la confrontación en las urnas rebasará los límites de optar por el gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) o por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Esto no es un problema de partidos políticos, reiteró durante las últimas semanas el aspirante por el FMLN, Mauricio Funes, a quien las encuestas califican de favorito.
Para sacar adelante al país, hay que trabajar unidos dejando atrás los intereses partidarios, sopesó el reconocido periodista.
Si llega a ganar la presidencia de la República, aseveró, trabajará con todos los gobiernos municipales indistintamente del partido al que pertenezcan.
Pese a las conocidas posiciones del Frente, ARENA quiere presentar el contrapunteo electoral como si la cuestión fuera decidir entre “democracia y dictadura”; pero están equivocados, indicó Funes.
Aquí la decisión es entre el continuismo que representa la profundización de la crisis y el auge delincuencial o un cambio seguro que va a traer mejor calidad de vida para todos los salvadoreños, precisó.
De manera coincidente, expertos nacionales y extranjeros evalúan que un quinto triunfo consecutivo de los areneros sería prolongar políticas de nefasto impacto social al estilo de las aplicadas durante sus casi 20 años de neoliberalismo en el poder.
Quizás ello explique por qué las promesas electorales del candidato presidencial de ARENA y ex jefe de la Policía Nacional Civil, Rodrigo Ávila, sean objeto de múltiples objeciones.
El programa gubernamental de Ávila contiene “propuestas interesantes”, pero carentes de respaldo para ejecutarlas, sobre todo las relacionadas con el empleo y la construcción de viviendas, fundamentan expertos quien observan la carencia de fondos.
El director del Centro para la Defensa del Consumidor, Armando Flores, sintetizó en declaraciones a la revista salvadoreña ContraPunto: La gente no debe dejarse sorprender por “estrambóticas ofertas que no tienen base”.
En materia de protección al consumidor, opinó, el programa de Ávila equivale a “un refrito de lo que Saca (el Presidente de El Salvador) ya ofreció y no ha cumplido”.
Hace apenas dos meses, durante las elecciones legislativas y municipales, la población mostró sus evaluaciones críticas.
Por la decisión en las urnas, el FMLN ganó más de 80 de los 262 Concejos Municipales del país, aunque perdió la alcaldía de la capital por apenas tres puntos porcentuales.
También se alzó con la victoria en importantes cabeceras departamentales como La Unión y Santa Ana, tradicionalmente en poder de ARENA, e incrementó su bancada en la Asamblea Legislativa (parlamento unicameral) en relación con 2006.
Pasó a ser la principal fuerza política de la nación como resultado de esos sufragios.
El arzobispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980 por sus posiciones en favor de los pobres, al caracterizar la situación del país advirtió que “la causa de nuestra condición es la oligarquía", su “tenaz oposición a cualquier tipo de reforma que intente mejorar el nivel de vida de la gente”.
Al cabo de varias décadas el panorama poco cambió.
Casi la mitad de la población (43 por ciento) está subempleada y el costo de la canasta básica ascendió a 750 dólares; mientras que los salarios mínimos en principales sectores como la industria maquiladora y la agricultura, andan por apenas 160 y 100 dólares, respectivamente.
Al mismo tiempo, estadísticas oficiales confirman que, con más de 50 homicidios por cada 100 mil habitantes, esta nación centroamericana figura entre las más inseguras del planeta.
Esas realidades apoyan a quienes sustentan que el verdadero dilema de las elecciones en El Salvador, y en particular de los cercanos sufragios presidenciales, rebasa la competencia entre partidos.
Hay dos visiones de país en disputa y de cumplirse los pronósticos de los sondeos, el inicio del cambio podría concretarse este 15 de marzo en las urnas.
El retiro de las candidaturas presidenciales de los demócratas cristianos (PDC) y de Conciliación Nacional (PCN), y el llamado de sus cúpulas a fortalecer las posiciones de la derecha, ofrecieron luces sobre el verdadero conflicto.
Aunque quedan solo dos agrupaciones en la contienda, diversos analistas advierten que el 15 de marzo la confrontación en las urnas rebasará los límites de optar por el gobernante Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) o por el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
Esto no es un problema de partidos políticos, reiteró durante las últimas semanas el aspirante por el FMLN, Mauricio Funes, a quien las encuestas califican de favorito.
Para sacar adelante al país, hay que trabajar unidos dejando atrás los intereses partidarios, sopesó el reconocido periodista.
Si llega a ganar la presidencia de la República, aseveró, trabajará con todos los gobiernos municipales indistintamente del partido al que pertenezcan.
Pese a las conocidas posiciones del Frente, ARENA quiere presentar el contrapunteo electoral como si la cuestión fuera decidir entre “democracia y dictadura”; pero están equivocados, indicó Funes.
Aquí la decisión es entre el continuismo que representa la profundización de la crisis y el auge delincuencial o un cambio seguro que va a traer mejor calidad de vida para todos los salvadoreños, precisó.
De manera coincidente, expertos nacionales y extranjeros evalúan que un quinto triunfo consecutivo de los areneros sería prolongar políticas de nefasto impacto social al estilo de las aplicadas durante sus casi 20 años de neoliberalismo en el poder.
Quizás ello explique por qué las promesas electorales del candidato presidencial de ARENA y ex jefe de la Policía Nacional Civil, Rodrigo Ávila, sean objeto de múltiples objeciones.
El programa gubernamental de Ávila contiene “propuestas interesantes”, pero carentes de respaldo para ejecutarlas, sobre todo las relacionadas con el empleo y la construcción de viviendas, fundamentan expertos quien observan la carencia de fondos.
El director del Centro para la Defensa del Consumidor, Armando Flores, sintetizó en declaraciones a la revista salvadoreña ContraPunto: La gente no debe dejarse sorprender por “estrambóticas ofertas que no tienen base”.
En materia de protección al consumidor, opinó, el programa de Ávila equivale a “un refrito de lo que Saca (el Presidente de El Salvador) ya ofreció y no ha cumplido”.
Hace apenas dos meses, durante las elecciones legislativas y municipales, la población mostró sus evaluaciones críticas.
Por la decisión en las urnas, el FMLN ganó más de 80 de los 262 Concejos Municipales del país, aunque perdió la alcaldía de la capital por apenas tres puntos porcentuales.
También se alzó con la victoria en importantes cabeceras departamentales como La Unión y Santa Ana, tradicionalmente en poder de ARENA, e incrementó su bancada en la Asamblea Legislativa (parlamento unicameral) en relación con 2006.
Pasó a ser la principal fuerza política de la nación como resultado de esos sufragios.
El arzobispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980 por sus posiciones en favor de los pobres, al caracterizar la situación del país advirtió que “la causa de nuestra condición es la oligarquía", su “tenaz oposición a cualquier tipo de reforma que intente mejorar el nivel de vida de la gente”.
Al cabo de varias décadas el panorama poco cambió.
Casi la mitad de la población (43 por ciento) está subempleada y el costo de la canasta básica ascendió a 750 dólares; mientras que los salarios mínimos en principales sectores como la industria maquiladora y la agricultura, andan por apenas 160 y 100 dólares, respectivamente.
Al mismo tiempo, estadísticas oficiales confirman que, con más de 50 homicidios por cada 100 mil habitantes, esta nación centroamericana figura entre las más inseguras del planeta.
Esas realidades apoyan a quienes sustentan que el verdadero dilema de las elecciones en El Salvador, y en particular de los cercanos sufragios presidenciales, rebasa la competencia entre partidos.
Hay dos visiones de país en disputa y de cumplirse los pronósticos de los sondeos, el inicio del cambio podría concretarse este 15 de marzo en las urnas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario