Licda. Norma Guevara de Ramirios
Desde siempre, en nuestro querido y sufrido país, hemos tenido en la presidencia a civiles y militares que verbalmente se autoproclaman paladines de la democracia, ahora esa autoproclama toma de moda y escape una frase : “ defender el sistema de libertades”.
Con esa frase hueca buscan evadir el juicio moral y político de su real ejercicio gubernamental autoritario, presentándose como asustados, como amenazados, cuando en verdad, lo que pretenden es que otros se asusten y por temor lleguen a la conclusión de alinearse al oficialismo. Se trata de un viejo recurso para defender privilegios de minorías afines al gobierno.
La democracia supone libertad del pueblo para escoger con su propia cabeza, el camino que crea más conveniente para alcanzar su felicidad, y esto difícilmente se alcanza en una sociedad en la cual los gobernantes se muestran o declaran incapaces de asegurar a toda la población el goce de derechos vitales a transitar con seguridad, a vivir, a tener oportunidad de educarnos, de trabajar, de gozar de salud o de ser atendidos en un sistema público si nos enfermamos, de ser respetados cuando emprendemos un esfuerzo sin que el gobierno proteja a los monopolios, de asegurarnos acceso a la justicia cuando nos sentimos agredidos por otros; bueno pues, como afirmaban los independentistas de Estados Unidos, la democracia supone lograr un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; eso jamás lo hemos tenido en nuestra patria, pero seguimos luchando por alcanzarlo.
Mucho sacrificio ha ofrendado nuestro pueblo para garantizar el respeto a los derechos de las personas, incluido el de elegir libremente; desde nuestros antepasados cuando rechazaban pretensiones anexionistas, hasta quienes fueron fusilados por impulsar la unión política centroamricana; desde humildes pobladores inocentes como las víctimas del Rio Sumpul, hasta nuestro máximo guía espiritual Monseñor Oscar Arnulfo Romero; desde obreros sindicalistas, hasta empresarios como Enrique Alvarez Córdova.
Y si duda quedara, que en el lado de los humildes con dignidad y deseo de lograr una patria democrática, próspera y feliz, se han sacrificado más, bastaría visitar esa pared de mármol en el Parque Cuscatlán de San Salvador y ver uno tras otro más de veintitrés mil nombres que corresponden a vidas ofrendadas en busca de un país para todos.
¿De qué peligro tenemos que ponernos a salvo las y los salvadoreños?, justamente el de retroceder a episodios de frudes electorales, de violación de derechos humanos desde las estructuras del Estado, de la corrupción judicial, del coloniaje; de nuestra historia reciente debemos sacar lecciones para defender la vida de todos y todas; ese es el peligro que debemos conjurar y la derecha, el partido de gobierno tiene una enorme responsabilidad al respecto.
Es hora de que sus líderes, los que imponen las decisiones tomen muy en serio las cosas y se dejen de jugar a la víctima sin serlo, porque en verdad somos las mayorías las reales víctimas de una política impulsada por ellos.
Si de verdad respetaran la Constitución de la República que asegura que nuestro país es democrático y soberano y que la soberanía reside en el pueblo, si creen que han forjado una democracia estable, sabrían que aquí nadie está amenazado porque el principal partido de oposición crezca en su perspectiva de ser escogido para gobernar.
Justamente debemos darnos cuenta que la prueba de fuego de la democracia en nuestro El Salvador, pasa porque el partido oficial aprenda a reconocer que no son los únicos que pueden gobernar en este país.
La derecha que ha gobernado siempre, es dueña de la inmensa mayoría de medios de comunicación y los utiliza para inocular sus ideas, para difundir ilusiones y mentiras acerca de un país que ellos viven y disfrutan y para ocultar la dura realidad que viven las mayorías; la derecha gobernante ha creado y se aprovecha de un sistema electoral bastante retrazado que se niegan a democratizar.
La derecha tiene todas las ventajas económicas que usa para someter a muchos; por eso, es inaceptable que trate de presentarse asustada porque en el país, cientos de miles de personas se han tomado en serio el derecho a formar partido político, y dentro del marco constitucional, compiten como David contra Goliat buscando realizar una esperanza, un cambio, un gobierno que tome en serio las necesidades de la gente.
Desde siempre, en nuestro querido y sufrido país, hemos tenido en la presidencia a civiles y militares que verbalmente se autoproclaman paladines de la democracia, ahora esa autoproclama toma de moda y escape una frase : “ defender el sistema de libertades”.
Con esa frase hueca buscan evadir el juicio moral y político de su real ejercicio gubernamental autoritario, presentándose como asustados, como amenazados, cuando en verdad, lo que pretenden es que otros se asusten y por temor lleguen a la conclusión de alinearse al oficialismo. Se trata de un viejo recurso para defender privilegios de minorías afines al gobierno.
La democracia supone libertad del pueblo para escoger con su propia cabeza, el camino que crea más conveniente para alcanzar su felicidad, y esto difícilmente se alcanza en una sociedad en la cual los gobernantes se muestran o declaran incapaces de asegurar a toda la población el goce de derechos vitales a transitar con seguridad, a vivir, a tener oportunidad de educarnos, de trabajar, de gozar de salud o de ser atendidos en un sistema público si nos enfermamos, de ser respetados cuando emprendemos un esfuerzo sin que el gobierno proteja a los monopolios, de asegurarnos acceso a la justicia cuando nos sentimos agredidos por otros; bueno pues, como afirmaban los independentistas de Estados Unidos, la democracia supone lograr un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo; eso jamás lo hemos tenido en nuestra patria, pero seguimos luchando por alcanzarlo.
Mucho sacrificio ha ofrendado nuestro pueblo para garantizar el respeto a los derechos de las personas, incluido el de elegir libremente; desde nuestros antepasados cuando rechazaban pretensiones anexionistas, hasta quienes fueron fusilados por impulsar la unión política centroamricana; desde humildes pobladores inocentes como las víctimas del Rio Sumpul, hasta nuestro máximo guía espiritual Monseñor Oscar Arnulfo Romero; desde obreros sindicalistas, hasta empresarios como Enrique Alvarez Córdova.
Y si duda quedara, que en el lado de los humildes con dignidad y deseo de lograr una patria democrática, próspera y feliz, se han sacrificado más, bastaría visitar esa pared de mármol en el Parque Cuscatlán de San Salvador y ver uno tras otro más de veintitrés mil nombres que corresponden a vidas ofrendadas en busca de un país para todos.
¿De qué peligro tenemos que ponernos a salvo las y los salvadoreños?, justamente el de retroceder a episodios de frudes electorales, de violación de derechos humanos desde las estructuras del Estado, de la corrupción judicial, del coloniaje; de nuestra historia reciente debemos sacar lecciones para defender la vida de todos y todas; ese es el peligro que debemos conjurar y la derecha, el partido de gobierno tiene una enorme responsabilidad al respecto.
Es hora de que sus líderes, los que imponen las decisiones tomen muy en serio las cosas y se dejen de jugar a la víctima sin serlo, porque en verdad somos las mayorías las reales víctimas de una política impulsada por ellos.
Si de verdad respetaran la Constitución de la República que asegura que nuestro país es democrático y soberano y que la soberanía reside en el pueblo, si creen que han forjado una democracia estable, sabrían que aquí nadie está amenazado porque el principal partido de oposición crezca en su perspectiva de ser escogido para gobernar.
Justamente debemos darnos cuenta que la prueba de fuego de la democracia en nuestro El Salvador, pasa porque el partido oficial aprenda a reconocer que no son los únicos que pueden gobernar en este país.
La derecha que ha gobernado siempre, es dueña de la inmensa mayoría de medios de comunicación y los utiliza para inocular sus ideas, para difundir ilusiones y mentiras acerca de un país que ellos viven y disfrutan y para ocultar la dura realidad que viven las mayorías; la derecha gobernante ha creado y se aprovecha de un sistema electoral bastante retrazado que se niegan a democratizar.
La derecha tiene todas las ventajas económicas que usa para someter a muchos; por eso, es inaceptable que trate de presentarse asustada porque en el país, cientos de miles de personas se han tomado en serio el derecho a formar partido político, y dentro del marco constitucional, compiten como David contra Goliat buscando realizar una esperanza, un cambio, un gobierno que tome en serio las necesidades de la gente.
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