Radio Maya Visión
www.radioguanaca.net
Históricamente los universitarios de nuestra universidad pública sea como estudiantes, como docentes, como profesionales o como autoridades con algunas excepciones se han identificado con la causa popular, ubicando al demos universitario en la mira de los gobiernos de turno que siempre califican esa opción popular universitaria como foco de subversión y desestabilización política.
Al respecto siempre surgen posiciones encontradas entre quienes sostienen que el rol de la universidad debe reducirse a la academia, desligada de toda realidad social y quienes piensan que la obligación de la institución de ser conciencia critica de la sociedad, le impone un rol protagónico y activo en la transformación y superación de la sociedad hacia etapas superiores de la democracia.
Ese debate no sólo es interno a la UES sino tambien externo y entre quienes detentan el poder, el mismo simplemente se resuelve con la orden de intervención, ya sea de hecho como ha sido en la mayoría de los casos o de forma legal como lo hizo el coronel Molina el 19 de julio de 1972 o como lo ha hecho ahora el cuarto gobierno de ARENA.
Sobre esta intervención realizada en un ambiente de alta polarización social es conveniente reflexionar sobre algunos hechos:
1- Hay que distinguir entre la institución universitaria como tal y su comunidad, las cuales pueden o no coincidir en su grado, forma y calidad de participación en el proceso social que vive el país.
2- Históricamente es la comunidad por medio de sus organizaciones la que vanguardiza la participación popular de los universitarios.
3- La participación popular actual de las organizaciones universitarias en la política nacional es casi totalmente aislada de su comunidad, al grado que estos días de cierre solo sirvieron para que disfrutaran tranquilamente los últimos partidos del mundial.
4- Las acciones del 5 de julio fueron realizadas por personas no universitarias que utilizaron el campus como zona de repliegue y escape.
5- La autonomía de la universidad e integridad de su comunidad fue violada por fuerzas policiales de lo cual hay prueba documental y testimonial y sobre eso el director de la PCN debería por lo menos pedir disculpas y deducir responsabilidades.
6- Existe una notable falla de la inteligencia oficial con exceso de prejuicios en contra de la universidad, pues el cateo efectuado a sus instalaciones ha demostrado que el arsenal denunciado por Rene Figueroa y otros prominentes areneros solo existe en sus alucinaciones en contra del alma mater.
7- Es necesario prever cual será la actuación del gobierno ante futuros hechos de protesta los cuales no dependen de la universidad ni de su comunidad por cuanto no debe aceptarse que sus instalaciones sean militarizadas cada vez que se presente un incidente en sus alrededores.
Un nuevo capitulo de intervenciones a la UES se ha cerrado y quedan en el ambiente la posibilidad que el debate y la discusión se generalicen a la luz del alcance de su autonomía, pilar necesario que todo régimen que se precie de democrático debe garantizar a fin de que como máximo centro de educación superior la UES pueda cumplir su misión y visión como una institución libre y liberadora.
Radio Maya Visión, Comunicación Total.
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Históricamente los universitarios de nuestra universidad pública sea como estudiantes, como docentes, como profesionales o como autoridades con algunas excepciones se han identificado con la causa popular, ubicando al demos universitario en la mira de los gobiernos de turno que siempre califican esa opción popular universitaria como foco de subversión y desestabilización política.
Al respecto siempre surgen posiciones encontradas entre quienes sostienen que el rol de la universidad debe reducirse a la academia, desligada de toda realidad social y quienes piensan que la obligación de la institución de ser conciencia critica de la sociedad, le impone un rol protagónico y activo en la transformación y superación de la sociedad hacia etapas superiores de la democracia.
Ese debate no sólo es interno a la UES sino tambien externo y entre quienes detentan el poder, el mismo simplemente se resuelve con la orden de intervención, ya sea de hecho como ha sido en la mayoría de los casos o de forma legal como lo hizo el coronel Molina el 19 de julio de 1972 o como lo ha hecho ahora el cuarto gobierno de ARENA.
Sobre esta intervención realizada en un ambiente de alta polarización social es conveniente reflexionar sobre algunos hechos:
1- Hay que distinguir entre la institución universitaria como tal y su comunidad, las cuales pueden o no coincidir en su grado, forma y calidad de participación en el proceso social que vive el país.
2- Históricamente es la comunidad por medio de sus organizaciones la que vanguardiza la participación popular de los universitarios.
3- La participación popular actual de las organizaciones universitarias en la política nacional es casi totalmente aislada de su comunidad, al grado que estos días de cierre solo sirvieron para que disfrutaran tranquilamente los últimos partidos del mundial.
4- Las acciones del 5 de julio fueron realizadas por personas no universitarias que utilizaron el campus como zona de repliegue y escape.
5- La autonomía de la universidad e integridad de su comunidad fue violada por fuerzas policiales de lo cual hay prueba documental y testimonial y sobre eso el director de la PCN debería por lo menos pedir disculpas y deducir responsabilidades.
6- Existe una notable falla de la inteligencia oficial con exceso de prejuicios en contra de la universidad, pues el cateo efectuado a sus instalaciones ha demostrado que el arsenal denunciado por Rene Figueroa y otros prominentes areneros solo existe en sus alucinaciones en contra del alma mater.
7- Es necesario prever cual será la actuación del gobierno ante futuros hechos de protesta los cuales no dependen de la universidad ni de su comunidad por cuanto no debe aceptarse que sus instalaciones sean militarizadas cada vez que se presente un incidente en sus alrededores.
Un nuevo capitulo de intervenciones a la UES se ha cerrado y quedan en el ambiente la posibilidad que el debate y la discusión se generalicen a la luz del alcance de su autonomía, pilar necesario que todo régimen que se precie de democrático debe garantizar a fin de que como máximo centro de educación superior la UES pueda cumplir su misión y visión como una institución libre y liberadora.
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