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Blas Escamilla, un veterano
luchador revolucionario desde los años cuarenta del siglo pasado, ha
cumplido 98 años de vida. Nació el 18 de febrero de 1911 en la
población de Moncagua, del departamento de San Miguel. Vivió una
atribulada infancia en San Miguel hasta la edad de 10 años. Desde muy
pequeño sobrevivió bajo la protección parcial de familiares, pues su
madre era demasiado pobre y su padre que no conoció no le dieron la
protección y menos la educación y formación mínima para enfrentarse a
la vida.
Así aparece en San Salvador a principios de la
década de los años veinte. Los recuerdos que conserva de sus
progenitores son muy opacos. Su padre Miguel Navarrete y su madre eran
originarios del municipio de Estanzuelas, del departamento de Usulután.
Desde
que lo conocimos en 1961, en el marco del Frente Unido de Acción
Revolucionaria, FUAR, Blas era uno de los cuadros dirigentes del
Sindicato de la Industria del Pan. Dentro del FUAR, Blas Escamilla era
uno de los miembros del Consejo Nacional en representación de la Columna
Obrera, de la cual era el Coordinador General. En realidad, se trataba
de uno de los cuadros designados por el Partido Comunista para
integrarse a dicho frente y organizar los Grupos de Acción
Revolucionaria dentro de las organizaciones sindicales de la época.
Habiendo
ingresado al Partido Comunista a principios del año 1953, pasado las
pruebas al frente de las luchas sindicales contra la Dictadura de Oscar
Osorio y José María Lemus, adquiere experiencia y reconocimientos para
participar con tareas en el Primer Congreso Nacional Sindical de Marzo
de 1957 y en el Congreso de Constitución de la Confederación General
de Trabajadores Salvadoreños, CGTS, a finales del mes de Agosto del
mismo año.
Con estas credenciales es delegado al V
Congreso del PCS de Abril de 1964, de donde sale elegido como miembro
del Comité Central del mismo. Como dirigente que era del FUAR, Blas
Escamilla se ganó el reconocimiento como uno de los cuadros más leales,
honestos y disciplinados no sólo de la Columna Obrera, sino de la
militancia general del Frente. Aunque no tuvo la oportunidad de
cultivar una educación ni siquiera básica, pues sólo cursó tercer
grado, este camarada acumuló y desarrolló una importante capacidad de
conducción sindical, gremial y política revolucionaria durante muchos
años.
A principios de los años sesentas, junto con Jorge
Arias Gómez, Manlio Argueta, Tomás Guerra y otros compañeros, fue
becado para recibir un curso de formación político-militar en La
Habana, de donde regresa con muchos ánimos y conocimientos que se
tradujeron en organización y formación de los Grupos de Acción
Revolucionaria del FUAR. El haber adquirido una solidez ideológica y
política probadas en una compleja y complicada práctica revolucionaria,
Blas siempre se distinguía como uno de los cuadros mas sólidos, lo que
permitía que fuera escogido para la coordinación de tareas de
autodefensa activa, tanto en las manifestaciones públicas como en las
grandes concentraciones de masas. Estos rasgos de su militancia
llegaron rápidamente al conocimiento de los cuerpos represivos
gubernamentales. No fueron casuales los intentos por caerle encima,
capturarlo y desaparecerlo por parte de la Policía Nacional, de la
Guardia Nacional y de la Policía de Hacienda. Muchas veces, con el
apoyo de los GAR, Blas tuvo que romper los operativos de cercos
preparados por esos cuerpos policiales. Sin embargo, a mediados de
1962, después de la toma de posesión presidencial fraudulenta del
Coronel Julio Adalberto Rivera, que se hizo de la Presidencia de la
república en elecciones sin oposición, coincidiendo casi con los
preparativos oficiales para recibir la visita de Teodoro Moscoso,
Coordinador General de la Alianza para el Progreso, el viejo Blas fue
capturado por la Policía Nacional, bajo sospechas de ser el responsable
de los planes de desestabilización del gobierno y asesinato de
Moscoso.
No era la única ni la primera vez que era
capturado y torturado. La detención policial bajo tales amenazas no
dejaba muchas dudas acerca de lo que le esperaba. Blas nos contó
después sobre la decisión de deshacerse del esquema del Plan de
Autodefensa que llevaba consigo en esos momentos, así como de llamar la
atención de la gente, pidiéndole que informara al Sindicato del Pan y a
la CGTS sobre su captura. La gente atendió el llamado y por ella se
supo que Blas había sido capturado y se pudo denunciar a tiempo, antes
de que lo desaparecieran.
BLAS, UN LUCHADOR CENTROAMERICANO E INTERNACIONALISTA.
El
viejo Blas fue expulsado del país varias veces, a Honduras, Guatemala,
Nicaragua y Costa Rica. Esta condición de exiliado le permitió
involucrarse en luchas sindicales de algunos de esos países, en el
marco de los límites que le daban las realidades políticas locales.
Siempre
recordaba su primera huelga obrera de los trabajadores muelleros en
Puerto Barrios en los años cuarenta, lo que le valió para que lo
expulsaran de Guatemala y su incorporación al Movimiento Revolucionario
de Costa Rica en 1948, en donde se vio arrastrado a una charamusca
armada comandada por sectores liberales de la burguesía tica, dentro de
la cual participa como fuerza de apoyo el Partido Vanguardia Popular
de Costa Rica.
En algunos momentos de acercamiento
personal con las y los camaradas, en la clandestinidad, Blas hablaba de
su viaje a Panamá, supuestamente para terminar de construirlo. En
realidad, se trataba de una ampliación ordenada por el Gobierno
Norteamericano, que tenía razones militares de peso en esos años de la
II Guerra Mundial, pues el Imperialismo mantenía el temor de un ataque
sorpresivo japonés al estilo Pearl Harbor. Siempre que se hablaba de
los planes gringos en la región, el viejo Blas se refería, con razón, a
la presencia norteamericana en el Canal de Panamá.
Cada
vez que mencionaba este tema aprovechaba para contar algo de su
experiencia en el Canal, de la vorágine sufrida y de su regreso al país
con el resto de la brigada de 90 salvadoreños, que de paso, coincidió
con el 9 de mayo de 1944. Llegaba de regreso por el Puerto de La
Libertad, de donde el General Maximiliano Hernández Martínez escapó de
ser capturado por los militares insurrectos el 2 de abril de 1944. Y
efectivamente, Blas llega precisamente cuando el país aún permanecía
semi-paralizado por los efectos la Huelga General Política de Brazos
Caídos. Ese día había salido el dictador con maletas en el hombro a
echar pulgas a otro lugar, que resulto ser Honduras.
A
veces, Blas discutía con los veteranos Daniel Castaneda y Virgilio
Guerra sobre detalles de su captura por órdenes Salvador Castaneda
Castro a finales de 1946. Mientras Daniel y otros compañeros habían
salido a Guatemala vía Embajada, en el marco del Gobierno del Dr. Juan
José Arévalo, Blas y otros 16 compañeros habían sido capturados,
golpeados y expulsados hacia ese país hermano.
Blas tuvo
el privilegio de conocer a muchos de los veteranos de lucha sindical y
popular de los años veinte del siglo pasado. Habiéndose incorporado a
las luchas sindicales en los años cuarenta, todavía conoció y trató de
cerca a Miguel Mármol, Modesto Ramírez, Segundo Ramírez, Luís Díaz,
Ismael Hernández. También a Miguel Ángel Vásquez, Moisés Castro y
Morales y otros intelectuales protagonistas de los acontecimientos de
los años 30.
Conoció y trató mucho al veterano Dirigente
comunista Daniel Castaneda, lo mismo al conocido investigador biólogo
José Celestino Castro. Conoció a muchos otros cuadros continuadores de
las luchas de 1932. Aunque no vivió los problemas internos que
experimento el PCS de los años cuarenta, ni siquiera de los ocurridos
en los primeros años cincuenta, cuando un grupo de intelectuales
comunistas se inclinaron en apoyar al gobierno de Osorio, sobre todo
porque durante ese tiempo su militancia la tuvo con el Partido
Vanguardia Popular de Costa Rica, sí mantuvo una relación con algunos
de ellos, entre los cuales mencionaba a Julio Fausto Fernández y Waldo
Chávez Velasco. Con algunos de ellos compartió los problemas del exilio
en Guatemala, Honduras y Costa Rica.
BLAS SUFRIÓ VARIOS EXILIOS
El
exilio de mayor duración fue, sin duda, el sufrido en Costa Rica,
desde finales de los años cuarenta hasta 1953, cuando decide regresar al
país. Sufrió no menos de 5 expulsiones del país, hacia Honduras,
Guatemala y Costa Rica. Cuando nos encontrábamos en el Frente Unido de
Acción Revolucionaria, FUAR, nos enteramos que Blas anduvo de gira por
la China Popular en 1959.
En la delegación participaba el
médico Antonio Díaz (Benjamín), el obrero Inocente Guerrero y el
hondureño Chemita. (En ocasión del Homenaje a su cumpleaños organizado
por el Movimiento de Profesionales, Técnicos e Intelectuales de El
Salvador, Blas Escamilla, en su intervención, habló del viaje a China,
de haberle estrechado la mano a Mao Tse Tung y de haber conocido a
varios de los dirigentes del PCCh, entre ellos Chou En Lai, Li Peng,
Teng Tsiao Ping, Liu Shao Shi. Se refirió al hecho de haber conocido la
noticia del triunfo de la Revolución Cubana cuando la delegación
salvadoreña se encontraba en China. Aclaró que Miguel Sáenz Varela no
estuvo dentro de la delegación a China).
RELACIONES
CON FIDELINA RAYMUNDO, JULIO FAUSTO FERNÁNDEZ, JULIA RAMIRIOS, CHILA Y
CHEPE MARTÍNEZ Y OTROS CUADROS SINDICALES DE SU ÉPOCA.
En
realidad, las actividades sindicales y partidarias de Blas Escamilla
lo relacionan estrechamente con conocidas personalidades democráticas y
figuras revolucionarias de los años 40, 50 y 60. Entre los nombres que
él mencionaba con mayor frecuencia y con quienes se le vio mucho
pueden mencionarse: FIDELINA RAYMUNDO, valiente y veterana luchadora
revolucionaria de oficio panificadora, quien siendo una excelente
organizadora de las y los trabajadores en su sindicato y el movimiento
popular de la época, fue objeto de una permanente persecución policial,
detenciones ilegales y torturas salvajes. Blas hablaba mucho de ella
cuando él se encontraba en Costa Rica.
Allá llegó Fidelina
en 1952, después de haber experimentado una de aquellas salvajes
experiencias de tormentos policiales. Cuando mencionaba el nombre de
Fidelina Raymundo siempre lo comparaba como sinónimo de coraje y
valentía revolucionaria. Algunas de las Células del PCS se honraban
poniéndole su nombre y participando en campañas especiales de emulación
en homenaje a la heroica compañera.
EN SU LARGA MILITANCIA, BLAS OCUPÓ VARIOS CARGOS DE RESPONSABILIDAD EN EL PCS.
Como
hemos dicho, el V Congreso lo elige como uno de sus miembros, el cual
desempeña con mucha diligencia, honorabilidad y disciplina. La
Dirección del PCS lo delegó en muchas oportunidades a cumplir misiones
en el interior del país y fuera de él. A mediado de los años sesentas,
Blas fue enviado al oriental departamento de Usulután como delegado para
desarrollar y fortalecer la organización del PCS.
De
1969 a 1971 fue electo Secretario General del Comité Departamental de
San Salvador. Fue jefe del CAM de la municipalidad de Zacatecoluca
durante la administración del UDN-UNO del Prof. Primo Cáceres en 1972.
CAPTURADO Y TORTURADO POR LA POLICÍA NACIONAL
El
16 de Noviembre de 1981, durante la administración de José Napoleón
Duarte en la Segunda Junta Revolucionaria de Gobierno, Blas Escamilla
fue capturado y torturado salvajemente por los esbirros de la Policía
Nacional. Las acusaciones y los insistentes interrogatorios giraban
alrededor de supuestos planes de sabotajes y atentados del PCS en
instituciones del Estado, entre ellas el ISTA, lugar en donde Blas se
encontraba laborando.
Los torturadores, al no encontrar
colaboración ni mucho menos disposición para delatar o aceptar los
cargos que debía firmar, después de haber fracasado en el uso de los
métodos conocidos, como la Capucha, la rueda de caballitos, etc., los
especialistas policiales, entrenados en las escuelas norteamericanas,
israelitas, argentinas; con la presencia de asesores chilenos y
venezolanos de la época, expertos en sacar verdades a base de
tormentos, el compañero Blas Escamilla fue víctima del método
considerado por los esbirros como infalible para quebrar la moral de
cualquiera: el aplastamiento de los testículos. Todos estos tormentos
fueron soportados con mucho coraje, como debe ser la conducta de un
combatiente revolucionario y especialmente comunista.
Blas
Escamilla estuvo al borde de la muerte y por más que los policías
intentaban revivirlo el compañero entró en un estado inconsciente, de
shock, es llevado al Hospital Rosales en donde los médicos logran
salvarle la vida. Días después, sin haber esperado su recuperación es
conducido a la Penitenciaría Central de Mariona, en donde lo dejan sin
ser juzgado como corresponde a las leyes de la república.
Desde
ese momento, como todo un combatiente, sin pérdida de tiempo se
incorpora al Comité de Presos Políticos de El Salvador, COPPES,
denunciado los atropellos y los tratos inhumanos de que eran víctimas
los presos políticos. El COPPES se convirtió en su trinchera de lucha
por un lapso de dos años, hasta que la solidaridad nacional e
internacional y con el apoyo de abogados amigos logra su libertad en
1983.