Licda. Norma Guevara de Ramirios
Diputada electa por el FMLN
Que tremendo sería enfrentar los efectos de una crisis con la voracidad, la corrupción y la insensibilidad social de los gobiernos anteriores. Que bueno que pudimos como pueblo, asegurar que en la conducción del país inicie el 1 de junio, un gobierno comprometido en realizar la política situando a la gente, al ser humano como pilar fundamental; porque ese sólo hecho, coloca a la persona como actora fundamental, y no como simple objeto o víctima; ese sólo hecho, aportará una fuerza nueva para evitar que los efectos negativos de una crisis externa y además la propia crisis nacional, se descarguen sobre las espaldas del pueblo pobre, de las capas medias y de las pequeñas y medianas empresas.
El ánimo de querer ser parte de un nuevo El Salvador, más justo, democrático, participativo y humano, son fundamentales para garantizar que todas y todos aportemos de manera proactiva a la dinamización de la vida social, cultural, económica y ambiental. Vamos a requerir de junio en delante una actitud atenta y abierta al diálogo, vamos a requerir de fortalecer la cultura y la identidad y con esa actitud encontraremos caminos que crucen desde la agricultura hasta el turismo; desde la historia hasta las maneras nuevas de organizar las elecciones; desde los esfuerzos familiares para producir parte de lo que comemos hasta la cooperación que nos aporta formas nuevas para producir y crear.
Que bueno que para el fútbol encontremos inspiración en la política y que alentados por la convicción de que podemos hacer cosas nuevos saquemos el coraje para acompañar a nuestros deportistas… «¡Sí se puede!» gritaban las y los aficionados a nuestra Selección Nacional en el Estadio y pudimos ver en esos dos goles, a la selección estadounidense, nuestra esperanza de alcanzar nuevos niveles como país. Se trata de que como pueblo creamos en el cambio, queramos el cambio y trabajemos por el cambio que es una manera de decir que aspiramos a algo mejor y superior a lo que vemos, lo que somos y lo que tenemos como Nación.
En una democracia auténtica las personas contamos, no sólo somos contadas; en el pueblo hay ideas, hay sabiduría, hay capacidad para innovar, para recrear, para recuperar identidad e historia, hay, sobre todo, capacidad de sentir y al saberse apreciada una persona, se crea la condición para una comunicación social e interacción positiva capaz de desatar el crecimiento del principal capital para desarrollarnos, el capital humano. Por el contrario el prejuicio y la represión, los casilleros y estancos inhiben la expresividad del talento humano y por eso, el cambio que viene con el nuevo gobierno debe alentar y estimular a las personas, empezando por las niñas y los niños.
En un oficio religioso del domingo pasado realizado por la Iglesia Luterana para dar gracias a Dios por la victoria electoral, fuimos invitados algunos militantes del FMLN, y en una parte del mismo, personas humildes expresaban el significado que para sus vidas, reprimidas en el pasado, representa la victoria del FMLN, la automática comunión con seres queridos que sufrieron y que murieron deseando ver la victoria del pueblo; y en ese contexto una niña, nieta del Obispo Luterano con su manera de hablar y su ánimo gritó, “¡el pueblo unido jamás será vencido!” y el Obispo hacía ver la importancia de respetar a la infancia que no puede ser segregada de su entorno familiar; esto para decir que si los padres viven con alegría el ser del FMLN, es lógico que de una manera u otra los niños lo expresen. Vida sana, con entusiasmo, en libertad, con respeto y consideración a los demás, dialogando, trabajando, escuchándonos, expresando nuestro imaginario del cambio y en armonía con ese sentimiento popular vamos a estar emocionalmente dispuestos a producir entre todos y todas, las transformaciones necesarias y justas que se persiguen desde hace mucho tiempo.
La baja de remesas, la restricción del crédito, el desempleo, la crisis energética, del transporte público, y tantos otros problemas que vienen agravándose producto de las políticas gubernamentales o de factores externos, requerirán de todos y todas, requerirán de ese ánimo de cambio para enfrentarlos para convertirlos en oportunidad de generar nuevas lógicas más apegadas a nuestra cultura y a nuestras necesidades. Sin lugar a dudas, el cambio aportará fuerza para encarar viejos problemas y para crear un nuevo rostro a la democracia salvadoreña, con justicia y libertad para todas y todos.
Diputada electa por el FMLN
Que tremendo sería enfrentar los efectos de una crisis con la voracidad, la corrupción y la insensibilidad social de los gobiernos anteriores. Que bueno que pudimos como pueblo, asegurar que en la conducción del país inicie el 1 de junio, un gobierno comprometido en realizar la política situando a la gente, al ser humano como pilar fundamental; porque ese sólo hecho, coloca a la persona como actora fundamental, y no como simple objeto o víctima; ese sólo hecho, aportará una fuerza nueva para evitar que los efectos negativos de una crisis externa y además la propia crisis nacional, se descarguen sobre las espaldas del pueblo pobre, de las capas medias y de las pequeñas y medianas empresas.
El ánimo de querer ser parte de un nuevo El Salvador, más justo, democrático, participativo y humano, son fundamentales para garantizar que todas y todos aportemos de manera proactiva a la dinamización de la vida social, cultural, económica y ambiental. Vamos a requerir de junio en delante una actitud atenta y abierta al diálogo, vamos a requerir de fortalecer la cultura y la identidad y con esa actitud encontraremos caminos que crucen desde la agricultura hasta el turismo; desde la historia hasta las maneras nuevas de organizar las elecciones; desde los esfuerzos familiares para producir parte de lo que comemos hasta la cooperación que nos aporta formas nuevas para producir y crear.
Que bueno que para el fútbol encontremos inspiración en la política y que alentados por la convicción de que podemos hacer cosas nuevos saquemos el coraje para acompañar a nuestros deportistas… «¡Sí se puede!» gritaban las y los aficionados a nuestra Selección Nacional en el Estadio y pudimos ver en esos dos goles, a la selección estadounidense, nuestra esperanza de alcanzar nuevos niveles como país. Se trata de que como pueblo creamos en el cambio, queramos el cambio y trabajemos por el cambio que es una manera de decir que aspiramos a algo mejor y superior a lo que vemos, lo que somos y lo que tenemos como Nación.
En una democracia auténtica las personas contamos, no sólo somos contadas; en el pueblo hay ideas, hay sabiduría, hay capacidad para innovar, para recrear, para recuperar identidad e historia, hay, sobre todo, capacidad de sentir y al saberse apreciada una persona, se crea la condición para una comunicación social e interacción positiva capaz de desatar el crecimiento del principal capital para desarrollarnos, el capital humano. Por el contrario el prejuicio y la represión, los casilleros y estancos inhiben la expresividad del talento humano y por eso, el cambio que viene con el nuevo gobierno debe alentar y estimular a las personas, empezando por las niñas y los niños.
En un oficio religioso del domingo pasado realizado por la Iglesia Luterana para dar gracias a Dios por la victoria electoral, fuimos invitados algunos militantes del FMLN, y en una parte del mismo, personas humildes expresaban el significado que para sus vidas, reprimidas en el pasado, representa la victoria del FMLN, la automática comunión con seres queridos que sufrieron y que murieron deseando ver la victoria del pueblo; y en ese contexto una niña, nieta del Obispo Luterano con su manera de hablar y su ánimo gritó, “¡el pueblo unido jamás será vencido!” y el Obispo hacía ver la importancia de respetar a la infancia que no puede ser segregada de su entorno familiar; esto para decir que si los padres viven con alegría el ser del FMLN, es lógico que de una manera u otra los niños lo expresen. Vida sana, con entusiasmo, en libertad, con respeto y consideración a los demás, dialogando, trabajando, escuchándonos, expresando nuestro imaginario del cambio y en armonía con ese sentimiento popular vamos a estar emocionalmente dispuestos a producir entre todos y todas, las transformaciones necesarias y justas que se persiguen desde hace mucho tiempo.
La baja de remesas, la restricción del crédito, el desempleo, la crisis energética, del transporte público, y tantos otros problemas que vienen agravándose producto de las políticas gubernamentales o de factores externos, requerirán de todos y todas, requerirán de ese ánimo de cambio para enfrentarlos para convertirlos en oportunidad de generar nuevas lógicas más apegadas a nuestra cultura y a nuestras necesidades. Sin lugar a dudas, el cambio aportará fuerza para encarar viejos problemas y para crear un nuevo rostro a la democracia salvadoreña, con justicia y libertad para todas y todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario