Francisco Guzmán A
Publicado en El Independiente
Cuando el ex presidente Cristiani amenazó con tan ardorosa
furia al millón y medio de salvadoreños y salvadoreñas que le dieron la
victoria al FMLN y a su candidato presidencial Mauricio Funes, en 2009, muchos
opinamos que la suya era la reacción repentina de un político al que, de tajo,
le truncaron 20 años de absolutismo en El Salvador.
Dos décadas de gobiernos areneros y casi 200 años de dominio
total de los que han creído que son dueños del país, volvían más dolorosa
aquella derrota. Nadie dio crédito a la amenaza de Cristiani, que se interpretó
como una bravata. Ahora es claro que él y todo su entorno ultra conservador
tenían planes para castigar la audacia del pueblo que les había dicho ¡hasta
aquí! En las urnas. Se tuvo noticias de que el poderoso arenero había iniciado
acciones para provocar el gran incendio que se proponía y muy pocos lo creyeron.
Algo se interpuso, sin embargo, cuando una parte de la
gente con poder dentro de ARENA, decidió separarse de aquella conducción y
reagruparse bajo la bandera del nuevo partido GANA, que se pronunciaría por políticas
más flexibles y por dar paso a opciones diferentes. En aquellas circunstancias
a Cristiani apenas le alcanzó el tiempo para expulsar de ARENA a los
"traidores", empezando por el hasta hacía poco presidente Saca, y más
de diez diputados que habían decidido cambiar de la camisola tricolor por la anaranjada
de la nueva denominación (GANA).
Con una representación legislativa reducida a la mitad, con
la pérdida de varias alcaldías, sin la presidencia de la República, sin el
control institucional del Estado, la idea de Cristiani de hacer que ardiera Troya
ya no tenía posibilidades. Optó, entonces, por obstaculizar el proyecto
económico de la administración Funes. Instrumentalizó al partido, puso en juego
su propio poder empresarial y el de ex presidente, así como los poderes de sus homólogos
Calderón Sol y Flores; presionó sobre el sector empresarial, buscó todos los apoyos
fácticos y se propuso dos objetivos: hacer fracasar al primer gobierno de
izquierda del país y acabar con los "traidores" de GANA, con Tony
Saca a la cabeza.
Entre 2009 y 2012 se montó una guerra mediática para
impedir la democracia en El Salvador. El periodismo impreso, la radio y la
televisión, coordinados como un poderoso monopolio, centraron su acción en el combate
a las nuevas ideas y de los liderazgos que contradijeran a la derecha. Los frutos
que obtuvieron superaron sus propias expectativas.
En las elecciones de marzo 2012 ARENA sacó más votos que
el FMLN y GANA. Tras el júbilo inicial, retoñó el revanchismo de Cristiani y su
viejo proyecto de hacer arder Troya. Alguien, entre los asesores de Cristiani,
debe haber oído hablar de la profecía autocumplida o profecía que se autorrealiza
que formalizara el siglo pasado el sociólogo Robert K. Merton, quien dice:
"La profecía que se autorrealiza es, al principio, una definición falsa de
la situación que despierta un nuevo comportamiento que hace que la falsa
concepción original de la situación se vuelva
verdadera".
Todas las acciones de Cristiani tienden ahora a que su
falsa profecía se vuelva realidad, al costo que sea y sin importar cómo.
Echando mano de sus recursos poderosos ha puesto de su lado a personas que se
deben a mejores causas, ha obtenido favores inconcebibles y ha provocado la
actual crisis en el Órgano Judicial. Arrogándose facultades ajenas, los
magistrados de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, se
han sometido al movimiento de los hilos conductores que los estimulan desde el
COENA. La sentencia de la Sala de lo Constitucional, que declaró
inconstitucional la elección de los magistrados, es motivada por la intención
de ARENA de querer mantener el control de la Corte Suprema de Justicia y de la
Fiscalía General de la República.
Hay quienes afirman que expertos bajo el mando de Cristiani
habrían redactado las últimas sentencias de la Sala de lo Constitucional para
hacer que arda El Salvador. Ahora ya afloran, con aparente racionalidad, amenazas
de dirigentes empresariales que apuntan junto a huelgas y chantajes a una
probable paralización de la actividad económica del país.
Tras la quimera de su falsa profecía, Cristiani ha
propuesto dialogar, pero no negociar con el FMLN. Pide todo a cambio de nada,
convencido de que la mayoría electoral del 11 de marzo 2012 es un mandato del pueblo
para que se le entregue el poder total a ARENA.
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