Saliente embajador de EEUU:“El estimado de 12 mil miembros de pandillas que extorsiona, viola y asesina con impunidad debe ser atrapado y encarcelado"

FUSADES tuvo como invitados a lideres de diferentes sectores de la sociedad salvadoreña tales como: Sigfrido Reyes, Beatrice de Carrilo, el Arzobispo de San Salvador y como invitado de honor al embajador de EEUU. Sugerimos leer y analizar este discurso.

Dijo que en su último viaje a Washington, hace dos semanas, se reunió con el Fiscal General de los Estados Unidos, con el Director del FBI y sus consejeros de más alto nivel para escuchar sus opiniones sobre lo que debe hacerse y consideraron que “lo más importante es llevar más policías a las calles y sacar de las calles a los criminales. Ahora”.

Embajador Douglas Barclay

Buenas noches. Quisiera agradecer a FUSADES el haberme invitado. Me siento honrado de ser el invitado de honor de FUSADES, una institución que ha sido un líder en la promoción del desarrollo sostenible y una voz en pro de la transparencia y la institucionalidad en El Salvador. También quiero agradecer a mi gran amigo Antonio Cabrales y reconocer su liderazgo al frente de esta institución.

Aquellos de ustedes que me han conocido durante estos tres años saben que he trabajado duro para poder hablarles en español. Ahora que estoy a punto de regresar a los Estados Unidos a principios del próximo año, mi esposa Dee Dee me ha dicho que debo comenzar a practicar mi inglés de nuevo. Les pido disculpas al pasarme del idioma de Cervantes al de Shakespeare.

Muchos de ustedes deben de estar preguntándose por qué me atrevo a venir aquí y hablar sobre asuntos de El Salvador. Bueno, es porque amo a este país. Uno no puede evitar querer a este país. Es una relación que crece a medida uno conoce a los salvadoreños – su amor por la vida, por el trabajo, por la libertad y la democracia. He tenido el privilegio de ser testigo de momentos importantes para El Salvador. También he tenido el privilegio de tenderles una mano en nombre de mi país.

Y es debido a mi involucramiento en estos años de la historia de El Salvador, por el tiempo que he estado aquí y los meses que me quedan como Embajador, que me siento impulsado a pararme ante este micrófono para invitarlos a ustedes a “pensar sobre estos asuntos” conmigo en este momento crítico para El Salvador.

Es evidente que El Salvador ha avanzado mucho desde la firma de los Acuerdos de Paz de 1992. La pobreza extrema ha sido reducida significativamente. Han celebrado siete elecciones libres y justas a escala nacional y han fortalecido las instituciones democráticas independientes como el Tribunal Supremo Electoral, la Fiscalía General y la Procuraduría General de la República. La inversión extranjera ha aumentado, la prensa es libre y las fuerzas armadas y la policía se han transformado en respetadas instituciones de tiempos de paz.

Desde mi llegada en 2003, he visto muchos logros. El liderazgo político y económico de El Salvador ha mostrado una visión realista al abordar los temas económicos. Fueron los primeros en ratificar e implementar CAFTA y ya estamos viendo resultados tangibles. Durante los primeros seis meses desde la entrada en vigor de CAFTA las exportaciones no relacionadas a maquilas han aumentado el 64 por ciento, y las exportaciones de El Salvador del sector agrícola han tenido un crecimiento reportado del 111 por ciento en el último año. Además, una nueva Ley de Turismo fue aprobada y una campaña impresionante ha sido lanzada para atraer turistas de todo el mundo.

En el ámbito político, estamos viendo la aprobación de una Ley Nacional de Ética y una Ley de Protección de Testigos, aunque aun estamos esperando que el Tribunal de Ética comience a funcionar.

Los Estados Unidos se siente orgulloso del papel que hemos jugado en ayudar a alcanzar estos logros. Desde 1979, USAID ha donado más de 4 mil millones de dólares en ayuda a El Salvador, incluyendo casi 26 millones de dólares después del huracán Mitch y $174 millones luego de los terremotos de 2001. Durante los últimos trece años, como parte de los ejercicios “Nuevos Horizontes”, equipos conformados por miembros del ejército de los Estados Unidos y de El Salvador y civiles han construido escuelas, clínicas, centros comunitarios, puentes y pozos que han beneficiado a comunidades en once de los catorce departamentos, y equipos médicos estadounidenses que han incluido a militares salvadoreños han dado tratamiento gratuito a cientos de miles de salvadoreños.

Muy pronto estaremos celebrando la firma de un acuerdo con la Corporación del Reto del Milenio por más de cientos de millones de dólares para aliviar la pobreza en la zona norte.

Este convenio financiará el proyecto de desarrollo más ambicioso y transparente en la historia de El Salvador y transformará al país. Quiero expresar mi admiración al equipo del gobierno que diseñó este plan completo y viable en un tiempo récord.

Es un hecho, mucho se ha logrado, y El Salvador es visto internacionalmente como un modelo por la forma en que ha alcanzado la paz y desarrollo luego de un amargo conflicto civil. Pero tal como todos sabemos, El Salvador está enfrentando problemas serios – problemas que amenazan con detener el crecimiento económico, parar la inversión extranjera e, inclusive, deshacer muchos de los logros alcanzados desde los acuerdos de paz.

Hace tres años, yo dije que el problema más urgente para el país era aumentar el producto Interno bruto en un cinco por ciento al año. Todavía creo en eso y me siento complacido al ver que el ritmo de crecimiento puede alcanzar el cuatro por ciento este año. Pero para que este ritmo de crecimiento continúe, El Salvador debe poner un alto a la violencia criminal. Ahora.

En un día promedio en El Salvador, diez personas son asesinadas. Hace tan solo dos semanas, el 3 de Octubre, hubo 22 asesinatos, solo en ese día.

En un evento reciente, los investigadores de FUSADES citaron que el promedio de asesinatos en 2005 era de 55 por cada 100 mil habitantes. Ellos resaltaron que este es cinco veces mayor que el promedio que la Organización Mundial de la Salud considera como una epidemia, el cual es de 10 homicidios por cada 100 mil.

Y la extorsión ahora está afectando a todos, desde empresarios, pasando por equipos de fútbol y escuelas, hasta las familias de sus soldados que están sirviendo en Irak. De acuerdo a una reciente encuesta, hay una víctima del crimen en más de uno de cada cinco hogares salvadoreños.

Leemos estas terribles estadísticas en los periódicos a diario. Leemos sobre actos horribles de violencia sin sentido todos los días, y aun así pienso que no comprendemos completamente qué tan grave es este problema.

Piensen cuan gravemente está afectando el crimen a su economía. Aumenta los precios y los costos de hacer negocios; de hecho me han dicho que el 11 por ciento de los costos de hacer negocios aquí se dedican a proveer seguridad. Eso significa el 11 por ciento de su Producto Interno Bruto – más de 1.7 mil millones dólares – que están siendo invertidos en seguridad en lugar de ser inversión para la producción.

El crimen violento obviamente desmotiva la inversión extranjera, incluyendo la inversión proveniente de los Estados Unidos. El crimen tiene el potencial de destruir todas las oportunidades creadas por CAFTA, por el Acuerdo de la Cuenta del Reto del Milenio y por otras iniciativas comerciales y económicas.

Todas las encuestas de opinión pública documentan el sentimiento de inseguridad y temor imperante en el país. Lo escucho cada vez que salgo y hablo con personas de todos los segmentos de la sociedad. La gente está preocupada, pero, dónde está la indignación?

Dónde está la condena pública masiva y la presión hacia sus representantes electos, tanto hacia el gobierno central, como al poder legislativo y los gobiernos locales para lograr un programa integrado contra la criminalidad? Dónde están las demostraciones de unidad entre los líderes de todos los sectores y tendencias políticas para solucionar este problema nacional? Dónde está la voluntad política para enfrentar este problema y solucionarlo ya?

La responsabilidad más importante de cualquier gobierno democrático es otorgar seguridad para sus ciudadanos bajo el estado de derecho.

Todo salvadoreño tiene el derecho a sentirse seguro en su hogar y en lugares públicos, no solo los que pueden pagar seguridad privada. Consecuentemente, el gobierno debe ser el líder y los líderes empresariales y sociales deben exigir y apoyar este liderazgo. En las esferas más altas, el Gobierno debe dejar claro que esta es su máxima prioridad en la agenda nacional. El Gobierno debe presentar un programa unificado de seguridad y contra la criminalidad, completo e integral, y debe buscar los recursos para implementarlo. Ahora.

Cuando yo digo el gobierno, quiero decir todas las ramas – Ejecutiva, Legislativa y Judicial a nivel nacional y local.

Ustedes pueden preguntarme qué se debe hacer, y he pensado bastante sobre eso. En mi último viaje a Washington D.C. hace dos semanas, me reuní con el Fiscal General de los Estados Unidos, con el Director del FBI y sus consejeros de más alto nivel para escuchar sus opiniones sobre lo que debe hacerse. Creo que lo más importante es llevar más policías a las calles y sacar de las calles a los criminales violentos. Ahora.

El estimado de 12 mil miembros de pandillas que extorsiona, viola y asesina con impunidad debe ser atrapado y encarcelado ya.

La gente honesta necesita sentirse segura caminando en calles públicas o los criminales tomarán control de todos los espacios públicos. Lo hemos visto en Nueva York y en Bogotá, el retornar estos espacios públicos a ciudadanos respetuosos de la ley es el primer paso para restaurar la seguridad pública. Esto necesitará más policías, y probablemente una fuerza policial mejor pagada. Tal vez requiera la creación de tribunales especiales. Sin lugar a dudas requerirá de un aumento en la capacidad penitenciaria. Inclusive podría requerir la creación de un impuesto de emergencia.

No estoy diciendo que el sacar de las calles a los criminales violentos sea la solución completa; la prevención, rehabilitación y medidas de reforma a medio y largo plazo son también necesarias. Pero lo primero que deben hacer es quitar a los criminales violentos de las calles ya, ahora – o la violencia criminal saldrá fuera de control, y eso hará que las soluciones a largo plazo sean mucho más difíciles.

El gobierno debe guiar, pero necesita los recursos. Ya sea que decidan crear nuevos impuestos o no, las personas y los empresarios deben pagar los impuestos que deben ahora.

La recolección de impuestos ha mejorado y las rentas públicas han aumentado unos $150 millones desde el año pasado solo provenientes de impuestos que no habían pagado! – eso es casi la misma cantidad de los fondos donados por USAID para la reconstrucción post terremotos; me han dicho que es la misma cantidad que El Salvador recibe en ayuda exterior de otros países. – Esto debe continuar. Los salvadoreños deben pagar sus impuestos. No hay espacio para gorrones que le roban la posibilidad de un mejor futuro para sus conciudadanos.

Están ustedes preocupados de cómo su gobierno va a gastar el dinero que tanto les ha costado ganar? No pagar sus impuestos no es la respuesta a esta preocupación.

La respuesta es demandar una rendición de cuentas. Exijan acceso público a información gubernamental. Exijan que los funcionarios corruptos sean expuestos y llevados a la justicia.

Cada empresa, cada organización sin fines de lucro, las iglesias, cada elemento de la sociedad civil debe hacer su parte. Y cada ciudadano debe hacer su parte, sin importar en que lugar esté. Cada ciudadano debe trabajar para el bien común, no solo por su propio bien.

Cada funcionario público debe hacer su parte para utilizar las rentas públicas responsablemente. El Salvador simplemente no se puede dar el lujo de que cualquiera robe fondos de las arcas públicas. Cada dólar robado es un dólar menos para seguridad, para acceso a agua potable, para salud, y para educación.

Felicito a FUSADES por ser uno de los patrocinadores de la semana de los valores éticos que tuvo muy buena recepción y llamó a la atención pública sobre la importancia de la transparencia y la ética en la administración pública.

Ya lo he dicho muchas veces, El Salvador debe reformar su sistema judicial. El principio de la independencia judicial es inherente a la separación de poderes en nuestras constituciones, estipulada para garantizar que los jueces no sean víctimas de presiones políticas o que tengan intereses políticos.

Pero la independencia judicial no significa que un juez tenga la libertad de ejecutar una decisión de la manera que se le antoje, sin tomar en cuenta la ley o los hechos. Para poder tener juicios más uniformes de acuerdo a la ley, es necesario un nuevo código de evidencia. Los testigos deben ser protegidos; la nueva Ley de Protección de Testigos debe tener los fondos apropiados.

Tal vez les estoy diciendo cosas que ustedes ya saben, sin embargo, considero que vale la pena repetirlas. Me he dado cuenta de que en El Salvador la gente tiene buenas ideas, pero a menudo, hay problemas para pasar de la concepción a la implementación.

Deben tomar como tarea propia el acabar con la polarización política de El Salvador. Todos los políticos y los partidos deben trabajar en conjunto para el bien común de la nación. Trabajen juntos para desarrollar un presupuesto que provea los recursos para enfrentar los asuntos de atención urgente. Trabajen juntos y apruébenlo. Trabajen juntos y dejen de obstruir la aprobación de reformas que van a proveer recursos muy necesarios, aun si esto afecta sus propios bolsillos.

Las elecciones son importantes –he participado en muchas, y yo sé lo que está en juego para cada partido político antes de las elecciones. Yo sé que ustedes quieren ganar las elecciones. Pero la mejor manera de ganar las elecciones es mantener los intereses de los ciudadanos en mente cuando estén buscando objetivos políticos.

El Salvador y los Estados Unidos tienen una larga amistad que va mucho más allá de lazos políticos y económicos. Tenemos vastos lazos familiares. Compartimos los valores de libertad, libre mercado, democracia y oportunidades para todos. El Salvador ha estado junto a los Estados Unidos en lugares difíciles y en tiempos difíciles cuando otros se han retirado. Los Estados Unidos ha ayudado a El Salvador y seguirá haciéndolo.

Sin embargo, no podemos solucionar sus problemas. De hecho, un paso clave al enfrentar sus dificultades es reconocer que los problemas son suyos, y no son importados de otro lugar. No gasten su energía culpando a otros. Identifiquen los problemas y enfréntenlos.

Este es su país. Solo los salvadoreños pueden hacer lo que es necesario para cumplir con las promesas de los Acuerdos de Paz en los que trabajaron tanto, tras perder más de setenta mil vidas.

Este es un gran país. Tengo gran confianza en este país. Hay mucho trabajo que hacer, pero los salvadoreños trabajan arduamente. Pueden reducir la criminalidad y respetar los derechos humanos al mismo tiempo. Pueden aumentar el crecimiento económico. Pueden cosechar los beneficios de un sistema político libre y del libre mercado. Así que solo háganlo. Hágalo !