El brote de ‘gripe porcina’ amenaza con convertirse en una pandemia, una epidemia que alcanza a todos los continentes. En ese grado, los muertos podrían contarse por millones y las pérdidas económicas podrían alcanzar al 5% del PBI mundial (Financial Times, 27/4). La última pandemia de gripe, en 1918, causó 40 millones de muertos en todo el mundo, más que la Primera Guerra Mundial; hoy, las condiciones para la extensión de la epidemia son superiores a las existentes hace 90 años.
En México, donde se inició el brote, la enfermedad se ha demostrado mucho más mortal que en Estados Unidos, Canadá o Europa. La razón, casi obvia, es el agudo deterioro del sistema público de salud de México (Argenpress, 27/4). Lo demuestra el hecho de que el sistema estatal de salud mexicano no tiene el equipamiento necesario para analizar los casos que aparecieron en sus hospitales; los análisis debieron realizarse en laboratorios norteamericanos y canadienses (Financial Times, 28/4).
La velocidad con que se expande la ‘gripe porcina’, muy superior a la de brotes anteriores, muestra el completo fracaso de la Organización Mundial de la Salud en la prevención y en el establecimiento de mecanismos para impedir la propagación de la enfermedad. “Hay muchas preguntas acerca de la velocidad de la respuesta de la OMS, de las autoridades de salud de Estados Unidos y México luego de informes de que los brotes iniciales del virus H1N1 (causante de la ‘gripe porcina’) fueron notificados y notificados a las agencias hace varias semanas” (ídem).
Según el especialista Mike Davis, existe una verdadera “mitología” acerca de la capacidad de respuesta de la OMS (The Guardian, 27/4). Ocurre que después de los pasados brotes de gripe (como el SARS o la gripe aviar, centrados en el Lejano Oriente), los grandes países como Estados Unidos o los de la Unión Europea se han centrado en levantar sus propias barreras sanitarias en lugar de incrementar su ayuda a los países en los que pudiera estallar la enfermedad. Al revés, en todos estos años se ha registrado una acelerada caída de los sistemas de salud pública en los países más débiles. La investigación científica –dominada por los grandes laboratorios– se ha centrado en el desarrollo de antivirales en lugar de establecer los mecanismos de transmisión y de mutación de los genes. “No es que es sistema de alerta y prevención de las pandemias haya fallado sino que simplemente no existe, ni siquiera en Estados Unidos o la Unión Europea”, dice Davis (ídem).
La OMS y los gobiernos de Estados Unidos y Europa fracasaron en prevenir el estallido de la gripe a pesar de las advertencias de los especialistas. Cada diez años, advierten los especialistas, el virus de la gripe sufre un cambio genético significativo (Salon, 28/4). Por eso, los brotes se reproducen con una relativa regularidad. “Una década de urgentes advertencias de los científicos fracasaron para asegurar la transferencia de la sofisticada tecnología de investigación viral a los países que estaban en el camino de una probable pandemia” (ídem). El derecho de patente que otorga el monopolio de esta “sofisticada tecnología” a los grandes monopolios capitalistas ha sido más fuerte que las necesidades de la salud mundial. Los grandes beneficiarios de estas patentes son dos enormes pulpos farmaceuticos: Roche y Glaxo.
Hace seis años, la revista Science advertía que “después de años de relativa estabilidad, el virus de la fiebre porcina de América del Norte ha saltado a una vía rápida de evolución” (ídem).
¿De dónde proviene el virus? “Los virólogos piensan que el sistema agrícola intensivo del sur de China es el principal motor de la mutación del virus de la gripe. Pero la industrialización corporativa de la producción ganadera ha roto el monopolio natural de China en la influencia de la gripe. La producción de animales en las décadas recientes ha sido transformada en algo que recuerda más estrechamente a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar descripta en los libros para escolares (...) El uso promiscuo de vacunas en los criaderos de cerdos impulsa el crecimiento de infecciones virales resistentes, mientras que el desagüe de los desperdicios están produciendo brotes de E. coli y pfiesteria (...) En México, el centro del brote está en una gran subsidiaria de Smithfield (una gran productora de alimentos norteamericana) en Veracruz” (ídem). En México, al calor de los escasos controles sanitarios, han proliferado las subsidiarias de firmas alimentarias norteamericanas luego de la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (Argenpress, 28/4).
La producción capitalista de alimentos –enfocada en la reducción de los costos y la maximización de los beneficios–, la manipulación genética de los animales (para que produzcan más carne), el abaratamiento de su alimentación han creado estos verdaderos monstruos genéticos que amenazan a la humanidad. Es la misma producción capitalista que antes creó el virus del Sars (síndrome de insuficiencia respiratoria aguda), la gripe aviar y la vaca loca. Es la misma producción capitalista de alimentos que envenena los campos, el agua y las personas con pesticidas especialmente diseñados para la producción de granos genéticamente modificados.
Los especialistas discuten acerca del nombre del virus. Algunos prefieren llamarlo ‘gripe mexicana’ en lugar de ‘gripe porcina’. Por sus orígenes (la producción capitalista de alimentos) y por los mecanismos que permiten su difusión (régimen de patentes, destrucción de los sistemas de salud pública en todo el mundo), el nombre más adecuado es ‘gripe capitalista’.
Fuente: Prensa Obrera, Argentina.
http://alainet.org/active/30131
En México, donde se inició el brote, la enfermedad se ha demostrado mucho más mortal que en Estados Unidos, Canadá o Europa. La razón, casi obvia, es el agudo deterioro del sistema público de salud de México (Argenpress, 27/4). Lo demuestra el hecho de que el sistema estatal de salud mexicano no tiene el equipamiento necesario para analizar los casos que aparecieron en sus hospitales; los análisis debieron realizarse en laboratorios norteamericanos y canadienses (Financial Times, 28/4).
La velocidad con que se expande la ‘gripe porcina’, muy superior a la de brotes anteriores, muestra el completo fracaso de la Organización Mundial de la Salud en la prevención y en el establecimiento de mecanismos para impedir la propagación de la enfermedad. “Hay muchas preguntas acerca de la velocidad de la respuesta de la OMS, de las autoridades de salud de Estados Unidos y México luego de informes de que los brotes iniciales del virus H1N1 (causante de la ‘gripe porcina’) fueron notificados y notificados a las agencias hace varias semanas” (ídem).
Según el especialista Mike Davis, existe una verdadera “mitología” acerca de la capacidad de respuesta de la OMS (The Guardian, 27/4). Ocurre que después de los pasados brotes de gripe (como el SARS o la gripe aviar, centrados en el Lejano Oriente), los grandes países como Estados Unidos o los de la Unión Europea se han centrado en levantar sus propias barreras sanitarias en lugar de incrementar su ayuda a los países en los que pudiera estallar la enfermedad. Al revés, en todos estos años se ha registrado una acelerada caída de los sistemas de salud pública en los países más débiles. La investigación científica –dominada por los grandes laboratorios– se ha centrado en el desarrollo de antivirales en lugar de establecer los mecanismos de transmisión y de mutación de los genes. “No es que es sistema de alerta y prevención de las pandemias haya fallado sino que simplemente no existe, ni siquiera en Estados Unidos o la Unión Europea”, dice Davis (ídem).
La OMS y los gobiernos de Estados Unidos y Europa fracasaron en prevenir el estallido de la gripe a pesar de las advertencias de los especialistas. Cada diez años, advierten los especialistas, el virus de la gripe sufre un cambio genético significativo (Salon, 28/4). Por eso, los brotes se reproducen con una relativa regularidad. “Una década de urgentes advertencias de los científicos fracasaron para asegurar la transferencia de la sofisticada tecnología de investigación viral a los países que estaban en el camino de una probable pandemia” (ídem). El derecho de patente que otorga el monopolio de esta “sofisticada tecnología” a los grandes monopolios capitalistas ha sido más fuerte que las necesidades de la salud mundial. Los grandes beneficiarios de estas patentes son dos enormes pulpos farmaceuticos: Roche y Glaxo.
Hace seis años, la revista Science advertía que “después de años de relativa estabilidad, el virus de la fiebre porcina de América del Norte ha saltado a una vía rápida de evolución” (ídem).
¿De dónde proviene el virus? “Los virólogos piensan que el sistema agrícola intensivo del sur de China es el principal motor de la mutación del virus de la gripe. Pero la industrialización corporativa de la producción ganadera ha roto el monopolio natural de China en la influencia de la gripe. La producción de animales en las décadas recientes ha sido transformada en algo que recuerda más estrechamente a la industria petroquímica que a la feliz granja familiar descripta en los libros para escolares (...) El uso promiscuo de vacunas en los criaderos de cerdos impulsa el crecimiento de infecciones virales resistentes, mientras que el desagüe de los desperdicios están produciendo brotes de E. coli y pfiesteria (...) En México, el centro del brote está en una gran subsidiaria de Smithfield (una gran productora de alimentos norteamericana) en Veracruz” (ídem). En México, al calor de los escasos controles sanitarios, han proliferado las subsidiarias de firmas alimentarias norteamericanas luego de la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos (Argenpress, 28/4).
La producción capitalista de alimentos –enfocada en la reducción de los costos y la maximización de los beneficios–, la manipulación genética de los animales (para que produzcan más carne), el abaratamiento de su alimentación han creado estos verdaderos monstruos genéticos que amenazan a la humanidad. Es la misma producción capitalista que antes creó el virus del Sars (síndrome de insuficiencia respiratoria aguda), la gripe aviar y la vaca loca. Es la misma producción capitalista de alimentos que envenena los campos, el agua y las personas con pesticidas especialmente diseñados para la producción de granos genéticamente modificados.
Los especialistas discuten acerca del nombre del virus. Algunos prefieren llamarlo ‘gripe mexicana’ en lugar de ‘gripe porcina’. Por sus orígenes (la producción capitalista de alimentos) y por los mecanismos que permiten su difusión (régimen de patentes, destrucción de los sistemas de salud pública en todo el mundo), el nombre más adecuado es ‘gripe capitalista’.
Fuente: Prensa Obrera, Argentina.
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